Señalados por Coudet: Sáenz no quiso volver al Tenerife y Costas no aceptó la rebaja salarial

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Las diferencias económicas lastraron el pase del canterano al Las Palmas

10 feb 2021 . Actualizado a las 07:41 h.

Dos semanas antes de que se abriera el mercado invernal, Eduardo Coudet habló con los dos centrales a los que, de acuerdo con el club, había descartado. Les pidió que se buscasen la mejor salida posible lejos de Vigo. En el caso de David Costas, todavía con un año y medio más de contrato, el técnico le expuso la oportunidad que se le abría para encontrar un destino estable. Cuatro cesiones —en Mallorca, Oviedo, el filial del Barcelona y Almería— se le antojaban muchas cuando, a su regreso, seguía sin encontrar su sitio en el Celta, que lo había renovado por última vez en mayo del 2019.

El club estaba dispuesto a explorar las dos vías: una nueva cesión hasta el final de temporada o la rescisión, haciéndose cargo de una parte de lo que le restaba de contrato. Costas elevó su masa salarial en la última renovación hasta fijarla en el entorno de los 800.000 euros brutos, una cantidad imposible de asumir para sus pretendientes.

Todas las ofertas que manejó se alejaban mucho de los honorarios rubricados con el Celta. La única alternativa que llegó a convertirse en una opción real la plantearon en Las Palmas. El futbolista se mostró dispuesto a valorar esta posibilidad, pero el cuadro canario —comprometido también en su techo salarial— tampoco podía asumir su ficha. La negociación fracasó. Las diferencias económicas eran demasiado grandes para lo que estaba dispuesto a perder el jugador.

«No me meto en la decisión ni en el bolsillo de nadie. Pudieron salir ganando lo mismo. La respeto pero no la comparto y no la entiendo», reprochó luego, a ambos centrales, Coudet. En el caso de Costas, no fue así. Pero sí en el de Jorge Sáenz. El Celta había pactado con el Valencia desvincular al jugador —que termina su cesión el próximo 30 de junio— sin que en su nuevo destino sufriese una relevante merma económica.

En la dirección celeste eran optimistas. Mucho más con Sáenz que con Costas. Y, sobre todo, cuando el principal postor era el Tenerife, el club de su ciudad natal, en el que Jorge había destacado y donde disputó 114 partidos —y anotó seis goles— antes de que el Valencia pagase, en verano del 2019, unos dos millones de euros por hacerse con sus servicios. En Tenerife había llegado a jugar una final de la promoción de ascenso —la del 2017, que venció el Getafe— y recibido la convocatoria de la selección española sub-21. La opción le gustaba al Celta y le valía al Valencia, con el que tiene firmados todavía tres años más de contrato, hasta el 2024.

Sáenz no aceptó la propuesta de volver a jugar en Segunda. Se cerró en banda, molesto también con la gestión que el Valencia ha hecho con sus servicios tras pagar el traspaso. Lo cedió, nada más ficharlo, al Celta por dos campañas, una decisión que en su momento ya no entusiasmó al jugador. En su primer año de cesión en Vigo jugó siete partidos de Liga. En el segundo, ninguno. A eso se reduce su bagaje en la élite pero tanto el futbolista como su agente no estaban dispuestos a dar un paso atrás.

«Esto es un club profesional, no un spa», elevó su censura Coudet. «Tenemos una reunión pendiente para vernos todos a la cara. A partir de ahí, saldrá una conclusión definitiva», anunció. Sáenz se irá en junio, pero a Costas le resta un año más.