«Jugar en Balaídos cambia todo»

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

Oriol Riera, que participó en la última victoria de Celta B en el campo del primer equipo, destaca que la adaptación es difícil, pero que resulta beneficioso

01 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El 3 de mayo del 2009, el Celta B recibía al Lemona en Balaídos en la última victoria del filial en ese escenario. Cierto es que desde entonces, el segundo equipo celeste solo ha disputado cinco encuentros allí, pero nunca ha vuelto a sumar los tres puntos. Cayó frente a Racing de Ferrol (2010), Coruxo (2012) y Valladolid Promesas (2021) y empató contra Somozas (2014) y Burgos (2021). Mañana, con la Cultural Leonesa enfrente, buscan enfrentar la racha y, de paso, certificar su presencia en el play-off de ascenso a Segunda.

Entre los protagonistas de aquel duelo frente al Lemona en el que Iago Aspas formaba parte del once celeste estaba también Oriol Riera, que recuerda cómo había sido el cambio de Barreiro a Balaídos. Allí disputaron tres partidos en aquella temporada 2008/2009. «Los jugadores llevan años en ese tipo de campos más pequeños y pasas a uno grande, incluso de los más anchos de la categoría, o esa es la sensación que te da», recuerda el catalán.

Rememora una sensación de cambios en aspectos claves que, de inicio, no es fácil de manejar. «Adaptarte al principio es complejo por las dimensiones, por altura de líneas, espacio entre jugadores, las relaciones entre unos y otros son diferentes... Lleva su tiempo», considera. Alude, asimismo, al factor psicológico. «Estás acostumbrado a un campo que es tu casa, tienes hasta tu sitio en el vestuario y la situación es un nueva, te cambia todo», explica.

Pero Riera tampoco pierde de vista lo positivo del cambio, algo que considera que es común a todas las generaciones de jugadores del filial celeste. «Es muy beneficioso para los chicos. El Celta es un club que por historia quiere que estos chavales lleguen al primer equipo y tengan carrera en él y la decisión de jugar en Balaídos les va a ayudar mucho a progresar para ser futbolistas profesionales», recalca. Sin olvidar el aliciente que supone para ellos. «Poder tocar el ambiente profesional a través de un estadio grande es muy bueno para ellos. En Segunda B estás acostumbrado a campos de hierba artificial y es positivo para su evolución e ir viendo hasta dónde puedes llegar», comenta. En su opinión, en el Celta B hay varios jugadores llamados a alcanzar el fútbol profesional.

En cuanto al equipo, cuenta que ha tenido oportunidad de ver varios duelos y lo sitúa como un serio candidato a meterse en el play-off. «Conservo muchos amigos en la estructura del Celta y lo voy siguiendo. Veo un bloque bueno, que cuando empieza con los partidos a favor es un equipo prácticamente asesino, que va hacia adelante sin miedo a nada», si bien recuerda que a veces se le complican cuando son «de caos, de mucho balón directo y segunda jugada», algo que entiende que es normal en la categoría, y más en un filial.

Como espectador, esos partidos le traen recuerdos de su etapa como céltico. Y si se trata de Barreiro, constata que lo ve «muy cambiado para bien». «El césped es el mismo, pero ahora hay butacas, sillones, está todo más bonito, pintado... Cuando jugaba yo allí había hasta goteras en la tribuna cuando llovía. Ahora está todo muy diferente», precisa.

Del duelo frente al Lemona recuerda que era «el típico equipo vasco aguerrido con el que todo era balón largo, segunda jugada...». Uno de los partidos que se les «suelen atragantar a los filiales», pero que sacaron adelante con un equipo «con varios jugadores que han podido disfrutar de la élite».

Precedentes

En la misma temporada del partido ante el Lemona, el Celta B jugó otros dos en Balaídos: victoria ante el Pontevedra y derrota ante la Ponferradina. Los anteriores precedentes son cinco encuentros de la 2006/2007, con tres triunfos, un empate y una derrota.