La pasión de Sergio

Julio Á. Buylla VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

24 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El último viaje, el ultimo paseo hacia el estadio, la última vez que pisas el campo, el último adiós al vestuario, a tus compañeros de equipo, a quienes han formado parte de tu día a día. Después de media vida de celeste (17 años de sus 34), todo esto toma un cariz tan especial y emocional que es difícil no percibirlo incluso desde la lejanía. Hay que vivirlo para sentirlo en su plenitud.

No he tenido el placer de conocer personalmente a Sergio Álvarez, pero lo admiro como profesional. Sus hechos han transmitido dedicación y devoción por una profesión tan emocional, diferente y que genera sentimientos a tanta gente como es la de futbolista. Esto y el compromiso que ha desarrollado con su club han sido ejemplares.

17 años de carrera plagada de dificultades en los que ha luchado y trabajado hasta la extenuación por todo lo que ha conseguido y que han convertido al Gato de Catoira en un ejemplo de compañerismo, de capacidad de superación y de compromiso con el Celta tanto como equipo, como entidad social. En su lucha por llegar, llegó, disfrutó del último Celta europeo y no se rindió hasta que al final la odiosa realidad le obligó a elegir entre el presente y el futuro. Pasión.

Desde mi posición de espectador, sin duda me sigo sorprendiendo de cómo vivía los partidos. La misma intensidad, fuese desde el banquillo o desde dentro del terreno de juego, con gestos que transmitían verdad, honestidad y sobre todo pasión. En un mundo tan competitivo, sin duda se trata de un valor inusual. Ave Sergio.

Una pasión que además regresó al estadio de Balaídos de la mano de la afición celeste. Los ánimos enlatados dieron paso al aliento en vivo de una afición que llegó a tiempo de agradecer al equipo una temporada que se podría valorar como notable y que hace seis meses parecía imposible.

El Celta, que lo único que se jugaba era batir su propio récord de victorias consecutivas, demostró en el inicio que se le hizo corta la liga. Durante 50 minutos, mantuvo el nivel y la intensidad de los últimos partidos siendo superior a los béticos. Pero con el encuentro controlado y el rival muy tocado, la inmediatez de los acontecimientos tras un 2-0 que parecía definitivo cambió el curso de un partido que 20 minutos después no era la sombra de lo que fue. La necesidad del rival y los errores defensivos individuales contribuyeron al sorpasso verdiblanco pese a la superioridad numérica celeste en los últimos 15 minutos.

El final del partido, pese a la derrota, sirvió para que una representación de aficionados mostrase a equipo y cuerpo técnico el sentir de una afición agradecida con el presente y esperanzada con un futuro que haga olvidar el pasado más reciente. Una esperanza que además se extiende sobre la convocatoria de una selección que haría justicia futbolística si a bien tuviera incluir a Don Iago Aspas entre sus convocados.