La defensa sufre más de la cuenta

Aleix Álvarez VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Renato Tapia pidiendo explicaciones tras una ocasión del Osasuna.
Renato Tapia pidiendo explicaciones tras una ocasión del Osasuna. Jesús Diges

A pesar de no haber encajado, la sensación de peligro rojillo fue constante

24 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En la previa del encuentro, todas las miradas estaban puestas sobre la defensa improvisada del Celta. La sanción de Hugo Mallo y las lesiones de Jose Fontán y Joseph Aidoo (que estuvo toda la semana entre algodones) obligó a Coudet a remodelar por completo la zaga celeste para su visita al Sadar. Kevin Vázquez y Carlos Domínguez fueron los elegidos para completar el once titular. En frente, una de las delanteras más exigentes físicamente de la liga.

El Osasuna es un equipo especialista en el juego aéreo y en ganar los segundos balones, y así lo demostró ante el Celta, focalizando sus esfuerzos, desde el primer minuto, en los centros al área desde la banda y haciendo sufrir por arriba a los celestes.

Tapia, el escudero

Renato Tapia se convirtió en el principal escudero de la defensa. El mediocampista chileno se dedicó a tapar las carencias, incrustándose continuamente entre los dos centrales y apoyándoles en todo momento. Y es que era necesario.

Néstor Araujo y Carlos Domínguez realizaron una marca individual durante todo el encuentro, siguiendo a sus rivales hasta el final de cada jugada. Un planteamiento defensivo que provocó la aparición de una gran cantidad de espacios a la espalda, los cuales Tapia se encargó de rellenar. Por otro lado, en la salida de balón la tendencia fue la misma. Primero, incorporándose a la zona defensiva para apoyar el juego desde atrás y, cuando uno de los centrales avanzaba con el cuero, introduciéndose en el espacio libre.

Aún así, la ayuda de Tapia no fue suficiente para solucionar la inestabilidad defensiva del equipo vigués. Tanto Kike García (1,86 m.) como Budimir (1,90 m.), que entró en el minuto 74, se convirtieron en una auténtica pesadilla para el conjunto dirigido por Coudet. La última línea tuvo problemas para achicar aguas durante los 90 minutos. Y, los rojillos aprovechaban cada recuperación para salir en tromba al ataque, juntando hasta cinco jugadores en cada contraataque y aprovechando los espacios a la espalda.

Unos problemas que se ejemplificaron en el penalti a favor del Osasuna. Nada más empezar la segunda mitad, un simple balón en largo producido por Aridane ocasionó una de las jugadas más peligrosas del encuentro. Kike García peleó hasta el final un balón que tenía controlado Domínguez. Y, lo que parecía una cesión fácil para el portero, acabó convirtiéndose en pena máxima, después de que Domínguez le propinase un manotazo al atacante castellano. Un error que finalmente fue solventado por Dituro, pero que pudo suponer un gol en contra.

Renato Tapìa en una jugada defensiva.
Renato Tapìa en una jugada defensiva. Jesús Diges

Kevin, fractura hueso malar

El lateral derecho fue titular por primera vez en la temporada tras la expulsión de Hugo Mallo. Sin embargo, el encuentro ante el Osasuna fue una prueba en la que el lateral de Nigrán (que acostumbra a tener un rendimiento notable), no salió bien parado. La dupla rojilla formada por Manu Sánchez y Rubén García hizo mucho daño, mediante las paredes y las jugadas de dos para uno, aprovechando la superioridad presente en la banda izquierda por las escasas ayudas de Brais Méndez.

De esta manera, en los minutos de mayor protagonismo local, las jugadas estuvieron dirigidas en todo momento por esa banda, poniendo contra las cuerdas a un Kevin Vázquez que se vio sobrepasado por el planteamiento de los granotas. Una actuación que acabó, desgraciadamente, antes de tiempo, tras verse obligado a abandonar el terreno de juego después de sufrir un duro golpe en la cara en el minuto 83. El de Nigrán puede sufrir fractura del hueso malar, una lesión que le puede retirar de los terrenos durante un tiempo.

Finalmente, a pesar del sufrimiento y de acabar el encuentro con diez jugadores, el Celta consiguió un punto de oro en un campo siempre complicado. Un partido dominado por la intensidad, el juego físico y la verticalidad, en el que se descubrieron varias lagunas defensivas del Celta que, por suerte, están a tiempo de ser corregidas para el resto de la temporada.