
El Celta se conjura para volver a ganar como local ante su público y para confirmar su despegue después de sumar el primer triunfo ante el Levante
27 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Pagar deudas y confirmar que el Celta del Chacho vuelve a estar en camino. Este es el doble reto del conjunto vigués para esta noche ante el Granada. Porque los célticos no ganan en casa con público desde febrero del año 2020 (el último partido como local antes de que se decretase el estado de alarma) y porque la victoria del Ciutat de Valencia necesita de continuidad.
Por eso el partido de esta noche, que cierra la séptima jornada, tiene la etiqueta de reválida. El día en donde se debe confirmar que el Celta, después del despegue, está para levantar el vuelo. Que a la Chachoneta le costó arranca, pero ahora está en marcha por senderos que deben conducir a la tranquilidad.
Porque en teoría el Celta encontró el equilibrio que tanto precisaba, un aspecto que llegó con la novedosa idea de hacer coincidir en el once a dos de los tres mediocentros que tiene la plantilla del conjunto vigués: Fran Beltrán y Renato Tapia. La continuidad de ambos, teniendo en cuenta el carácter de local de los célticos, es uno de los principales enigmas. El de Seseña vive uno de sus mejores momentos en Vigo y el peruano intenta recuperar un estado de forma maltrecho por la falta de descanso. Coudet asegura que lo vio mejor en el primer acto ante el Levante y la duda es saber si lo va a utilizar de cara o devuelve a Denis Suárez a la titularidad. Con el de Salceda el equipo gana en creatividad, pero con la dupla tiene más músculo y más recursos defensivos ante un rival que como el Levante que intenta vivir del contragolpe y que llega herido después de no conocer el triunfo y con Robert Moreno cuestionado.
En ataque, Cervi continúa con molestias (nada grave según el entrenador) pero la opción de que Nolito recupere su sitio en el once siempre está presente. El de Sanlúcar no ha bajado los brazos pese a partir las últimas tres ocasiones desde el banquillo y puede salir de inicio. Todos lo demás debieran ser los habituales en una formación cada vez más definida salvo en un par de posiciones.
Confirmar la reválida significaría saldar una cuenta pendiente. «Estamos desesperados por ganar en casa», reconoció ayer sin tapujos Coudet. Porque esta temporada suman tres derrotas consecutivas -el peor inicio como local en la élite- y porque desde la vuelta al público a los estadios, los aficionados celestes todavía no han visto ganar a los suyos. La última vez que rugió Balaídos fue el 22 de febrero del 2020 con la victoria ante el Leganés. Luego vinieron muchos triunfos para la salvación de aquel curso con Óscar García y para el despegue de Coudet el año pasado, pero todos ellos fueron en soledad.