Jonathan Vila sigue muy pendiente del Celta como aficionado desde que terminó su etapa en el club en el 2013
24 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque el Celta es el club de su vida y al que sigue sin quitar ojo a día de hoy, Jonathan Vila también fue feliz viviendo otras aventuras a lo largo de una larga carrera futbolística. Con mayor o menor fortuna en los diferentes clubes por los que ha pasado, de todos se queda con lo bueno y con lo aprendido allí por donde ha pasado.
—¿Qué le dejaron las experiencias en Israel e India?
—Te hacen crecer como persona y valorar más todo lo que tienes en comparación con lo que se vive en otros lugares. Sobre todo, en India vi mucha pobreza y mucha tristeza.
—¿Cuál es el club que más le ha marcado aparte del Celta?
—Le tengo mucho cariño al Oviedo. Después de Jerusalén, quería volver a España. Mi mujer estaba embarazada y decidimos quedarnos cerca. Allí se interesaron mucho y fueron tres años maravillosos, la afición fue muy cariñosa y aún mantengo contacto con gente de allí. Estoy orgulloso de haber vestido esa camiseta.
—¿Dónde lo pasó peor?
—En Huelva las cosas no salieron como quisiera deportivamente y me quedo con la espinita de no haber podio hacer más. Fueron momentos difíciles en el decano.
—¿Sigue al Celta actualmente como aficionado?
—Sí. No me pierdo un partido.
—¿Y cómo analiza lo que le está pasando esta temporada?
—Es una pena, porque se ve que es un equipo trabajado, que lo intenta, que tiene personalidad, pero se le escapan partidos por pequeños detalles en las áreas. Esperemos que tire para arriba, porque la Primera es complicada y competitiva y a poco que no estés acertado, lo pagas caro. No está cayendo la moneda de su lado y confío en que eso cambie. Seguro que escalarán posiciones y no van a tener ningún problema.
—Usted es de los que pueden decir que jugó con Iago Aspas.
—Otro privilegio. Los celtistas tenemos que hacerle una estatua, un monumento en Balaídos o algo. Le pueden salir mejor o peor las cosas, pero siempre da la cara y lo intenta. Para mí, meta o no, es clave en el presente, en el pasado y en el futuro.