Dos caminos distintos a la élite con paso por Vigo

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

Jose Manuel Vidal

Alejandro Menéndez repasa las trayectorias de los jugadores del Alavés y amenazas para el Celta el sábado Joselu y Luis Rioja, a los que entrenó en el filial

25 nov 2021 . Actualizado a las 22:13 h.

Dos de las grandes amenazas del Celta para el partido del sábado ante el Alavés en Mendizorrotza tienen pasado celeste. Tanto Joselu Mato, canterano del club vigués, como Luis Rioja vistieron de celeste años antes de llegar a la élite, y en los dos casos sus caminos se cruzaron con el entrenador Alejandro Menéndez en el filial vigués, uno en cada una de las dos etapas del asturiano en el club.

El preparador admite que mientras que en el caso del de Silleda se veía claro que llegaría, con el andaluz tuvo más dudas. Destaca que sus trayectorias han sido distintas entre sí, pero que ambos han hecho méritos para ser jugadores profesionales y, de cara a esta jornada, peligros que los de Eduardo Coudet deben tener muy en cuenta. Aunque ninguno de los dos saben por ahora lo que es hacer gol a su exequipo.

Oscar Vázquez

Joselu, un éxito anunciado

Alejandro Menéndez recalca que Joselu de 18 años que él conoció en la temporada 2008/2009 era un futbolista que ya había despertado expectativas muy altas y que se daba por hecho que llegaría al primer equipo del Celta, entonces en Segunda. «Mostraba ya muchas virtudes como nueve, como gran delantero, y ya tenía un reconocimiento grande», recuerda. Siendo aún juvenil, no lo veía como «a ese jugador al que hay que dar minutos para que madure», sino que «ya era un recambio de garantías capaz de ofrecer rendimiento».

Luego, con una temporada de por medio, lo tuvo a sus órdenes seis meses más en el filial del Real Madrid, donde recuerda que la adaptación le resultó más complicada. «Le costó ser ese delantero que tenía tanta facilidad para hacer goles, pero el segundo año ya fue ese futbolista que todo el mundo entendía que era», rememora. Incluso debutó con el equipo blanco en Primera en un momento en que «ya había dejado de ser una promesa», valora.

Tenía entonces 21 años y ya han pasado diez, pero los números hablan del gran momento que vive. «Ahora es ese delantero que no cambia. Que a pesar de su edad, sigue siendo un nueve, ese jugador de área que no perdona, que sabe buscar los espacios, que tiene imán con el balón en el área, sabe conectar con él a un toque, tanto con los pies como con la cabeza», describe. Lo identifica con ese tipo de atacante de los que actualmente ya escasean. «Y no solo por su efectividad, sino porque se mueve bien a los espacios e intuye dónde va a caer el balón en el área», analiza. Y añade que, aunque no es rapidísimo, tiene potencia y, sobre todo, gol.

Con respecto a aquellos años en los que ya tenía talento, calidad y eficacia, necesitaba mejorar en trabajo y esfuerzo, señala. «Quizás le faltaban cosas en lo colectivo. Era capaz de hacer un movimiento individual para recibir y buscar gol, pero le faltaba el trabajo con el bloque y enlazar con los compañeros», cosas que constata que ha ido ganando con el tiempo para ser «el delantero top que se esperaba».

 

Oscar Vázquez

Lecciones aprendidas de Rioja

Reconoce Menéndez que a Rioja le costaba más augurarle un futuro en el fútbol profesional. «Tenía buenas cualidades, pero no las exprimía. Ese fue mi caballo de batalla con él», explica. Al Rioja del Celta B lo describe como un jugador «desequilibrante y capaz de atacar bien la defensa rival y hacer mucho daño», siendo uno de los jugadores que contribuyeron a la salvación en la temporada 2015/2016. «Por esa superioridad que tenía cuando buscaba recibir como extremo y desbordar, evitaba a veces los desmarques de ruptura sin balón. Le costaba participar sin él y yo le insistía muchísimo», desgrana.

El técnico destaca a Rioja como uno de los jugadores que contribuyeron a la salvación aquella temporada. Pero la sensación de su entrenador de ese momento siempre fue que podía ofrecer más. «Tenía las condiciones de velocidad, fuerza, trabajo, de entende rel juego sin balón... Pero entendía que si un día hago un gol y otro un pase, me llega y ahí me quedo. Otro día no hago nada y no pasa nada, porque al siguiente soy titular. Intenté hacerle ver que no, que no vale, que tenía que hacer más cosas», ahonda.

«Tuvimos las nuestras», dice Menéndez al recordar que Rioja pensaba que con lo que hacía le valía y el técnico entendía que no le alcanzaría para llegar más arriba. Pero sí llegó y ahora Menéndez saca sus conclusiones. «Habría que preguntarle a él, pero creo que son lecciones que se fue quedando y que le han ayudado a mejorar mentalmente y aplicarlas en el campo». Porque ahora sí ve a un Luis que «tiene velocidad, desborde, finalización, buena zurda y trabajo, a veces hasta como carrilero».