«A los primeros síntomas les pongo fecha en Vigo, en enero de hace cuatro años»

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

Fue en enero del 2018 cuando Unzué empezó a sentir un cansancio excesivo, primera señal de alarma antes del diagnóstico

14 feb 2022 . Actualizado a las 09:08 h.

Juan Carlos Unzué, que acaba de escribir un libro titulado Vida Digna en donde habla de la problemática de la ELA, sitúa los primeros síntomas de la enfermedad en su segunda etapa en Vigo, en enero del año 2018, cuando se sentía casado y tenía que cambiar la bici por el sofá.

—¿Los primeros síntomas aparecieron en Vigo?

—A los primeros síntomas yo les pongo fecha en Vigo, a mitad de temporada, en enero de hace ahora cuatro años. Era una sensación extraña de un cansancio como excesivo. Cuando tienes el rol de entrenador, hay estrés, no descansas bien y yo noté como que no era solo por las noches. Llegaba después de comer a casa y al revés que unos meses antes, que cuando tenía un par de horas cogía la bici para desconectar un poco y airearme, la cabeza me decía que me tumbara en el sofá y que descansara un poco, que no estaba con mucha fuerza. Y me pudo la cabeza y descansé.

—La bici le dio el segundo aviso.

—En primavera, acabando la temporada, empecé a salir un poco en bici porque los días eran más largos, hacía mejor tiempo y yo lo que sentía era que iba acumulando cansancio. Y aunque le daba cada vez más tiempo entre salida y salida, en vez de mejorar como me había pasado otras temporadas, yo lo que notaba es que cada vez acumulaba más cansancio y eso me empezó a preocupar. Yo hacía desde el 2015 un seguimiento con los neurólogos por un tema de calambres, siempre los he sufrido, sobre todo desde el 2006, cuando comencé a andar en bicicleta de una forma más o menos continúa.

—Lo de los calambres se lo comentó a los médicos del Barça.

—Cuando fui después de la primera experiencia en Vigo, comencé a hacer ese seguimiento con los neurólogos, pero hasta ese momento del 2018, no dejaban de ser unas molestias que ya tenía como interiorizadas. Luis Enrique me decía que parecía que tenía gremlins en el cuerpo. Te adaptas a esa situación, pero después ya comenzaron los síntomas más visibles, un dedo de la mano que empieza a no funcionar de la misma manera que el resto, al otro año en el pie y en julio del 2019 fue cuando el doctor tuvo la certeza y, sobre todo, la información suficiente, para decirme que tenía ELA. Los neurólogos se aseguran de que tienes esa enfermedad y en el fondo lo que te están dando no es una sentencia de muerte, pero sí acortan tu esperanza de vida.