
Después de su buen partido en Montilivi, el talaverano debe confirmar su adaptación al juego de un Celta en donde recupera la confianza con minutos
02 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Óscar Rodríguez Arnaiz (Talavera, 1998) encontró su sitio en Girona la semana pasada. Después de transitar por tres de los cuatro vértices del rombo, se acomodó en la izquierda para firmar un partido notable. Esta noche, en su particular reválida de septiembre, debe demostrar que lo de Montilivi no fue una excepción, sino el punto de arranque para comenzar a liderar el juego de ataque del Celta recogiendo la batuta que tuvo que abandonar Denis Suárez por decisión presidencial.
Óscar comenzó por detrás de los delanteros ante el Espanyol, partió desde la derecha ante el Madrid y, finalmente, viajó a la izquierda en Girona. En realidad, ya había visitado ese costado en las dos citas anteriores, pero de un modo circunstancial y nunca de inicio. «En las posiciones que estoy jugando, me siento cómodo», comentó el jugador esta semana, pero en realidad su catálogo balompédico solo apareció desde la banda siniestra.
El talaverano, canterano del Real Madrid, busca en Vigo recuperar el protagonismo perdido. Porque en el Leganés, en Primera, fue capaz de acumular más de 60 partidos, la amplia mayoría como titular, pero su foco se apagó cuando dio el salto a un grande como el Sevilla. En un año y medio a orillas del Nervión, solo fue titular en ocho ocasiones (a cuatro por temporada), siendo, eso sí, un recambio habitual en el conjunto hispalense hasta que el enero pasado decidió que era el momento de volver sobre sus pasos.
De nuevo recurrió al fútbol madrileño, aunque cambiando el frente pepinero por el desangelado Coliseum. Con Quique Sánchez Flores a los mandos, jugó 18 partidos en el segundo semestre. El Getafe fue un punto de inflexión al que pretende darle continuidad en Vigo de la mano de Eduardo Coudet, que le ha profesado una confianza casi ciega desde su aterrizaje. Siendo el fichaje más utilizado en el verano y gozando de al titularidad desde el pitido inicial de la competición liguera. «Lo que busca un jugador es tener minutos y por ahora los estoy teniendo y estoy disfrutando en el campo», resume el futbolista.
Esos minutos deben ir acompañados de productividad, como sucedió la semana pasada y como se tiene que repetir esta noche ante un rival que pretende congestionar por acumulación el medio campo para impedir que Rodríguez Arnaiz y compañía puedan pensar con el balón en los pies.
Sin gol desde junio del 2020
El cometido principal del futbolista cedido por el Sevilla en Vigo es suministrar de balones a Iago Aspas y a su socio de turno, pero en su día, Óscar Rodríguez también sacó a relucir una nada despreciable vena goleadora. En su último año en Leganés, acabó con nueve dianas, la última el 29 de junio en Mallorca. Estuvo muy cerca de alcanzar la decena, porque ante el Madrid, en la jornada final, lo tuvo todo a favor para marcar el gol de la salvación pepinera que, cosas de la vida, hubiera descendido al Celta. Ahora, dos años y tres meses después, defiende la causa celeste.