La última mala decisión

GRADA DE RÍO

Gerard Franco | LOF

Tras un verano convulso, en el que se especuló con su traspaso, la ansiedad condena a un voluntarioso Javi Galán que firma un discreto inicio de temporada

27 oct 2022 . Actualizado a las 21:49 h.

Un entrenador, con pasado en Segunda División y carrera como futbolista, arquea las cejas en un asiento de Balaídos. «Todo lo que decide, lo decide mal». Javi Galán viene de recibir de Iago Aspas, ante el Getafe, un cambio de juego en una de esas opciones que las estadísticas califican como ataque prometedor. Vuelve a equivocarse en la resolución. La tónica habitual de una temporada en la que al lateral no se le puede contradecir el intento, pero sí la eficacia. El lunes buscó hasta en cinco ocasiones el regate. Fue incapaz de superar a su rival una sola vez. Acumuló veinte pérdidas de balón y de los once grandes duelos a los que se enfrentó, salió victorioso en cuatro.

Pese a la insistencia con la que ronda el área ajena, Javi no ha vuelto a generar una asistencia desde la primera jornada, cuando ante el Espanyol sirvió a Gonçalo Paciência la pelota del 2-0. La precisión en su centros sigue siendo tarea pendiente. Ha visto como una de sus armas más decisivas, el regate, se ha encasquillado. Galán, que fue el mejor gambeteador de la Liga en el 2021, con 122 regates y un 70% de eficacia, empezó esta temporada en patrones similares. Hasta la visita a Mestalla, el lateral zurdo sumaba 14, los mismos que Vinicius y solo uno menos que Kang-In Lee y Óscar Trejo. Valencia no fue buena plaza. Tampoco para Galán. De las cinco veces que trató de desbordar a su par, en cuatro se quedó sin conseguirlo. El peso en la confianza le dejó una jornada después, ante el Betis, con un registro impropio. Ni un solo regate con éxito. La misma secuencia que se ha repetido en las últimas tres jornadas. Como ante el Getafe, Galán picó en hueso frente a la Real Sociedad en las cuatro veces que se lo propuso y en Zorrilla en su único intento.

La ansiedad en la toma de decisiones le está pasando factura a un futbolista relevante en la estructura táctica de Coudet, tras un agitado verano en el que se especuló con su posible salida del Celta, gracias al rendimiento ofrecido en su primera temporada. A Galán se le relacionó inicialmente con la Premier, un destino que en alguna ocasión ha confesado le gustaría probar en un futuro, y con el Barcelona, que lo utilizó como señuelo en la negociación que mantenía con el Chelsea para incorporar a Marcos Alonso, en la fase final del mercado. Para entonces, el Celta, que ya había traspasado a Araujo y a Brais Méndez, se remitía ya en privado a la cláusula de rescisión, de 18 millones de euros, y sostenía, tras conversaciones con directivos del Barcelona con los que mantienen una fluida relación, que la intención de Laporta y Mateu Alemany no era afrontar ese traspaso.

La carga de los rumores

«Al final, quieras que no, siempre escuchas los rumores. Yo soy una persona que intenta que no le afecten, aunque a veces es complicado. Quieres estar en el día pero no es fácil», admitió Galán a principios de este mes en una conversación con Marca. El zumbido, con una permanente ida y vuelta de titulares, entretuvo al entorno de un futbolista humilde, al que Luis Carrión —hoy técnico del Cartagena— había impulsado en el Córdoba, donde comenzó como extremo, y al que una brillante temporada en el Huesca le sirvió para asentarse en la élite.

Ante el Getafe, Javi consumió sus primeros 50 partidos con la camiseta del Celta, con el que tiene contrato hasta el 2026. El 19 de noviembre, ya con la competición detenida por el Mundial, cumplirá 28 años. Para entonces, el Celta espera haber recuperado su mejor versión.