El excéltico aborda el proceso que vive desde el accidente que le causó daños cerebrales en el 2020 coincidiendo con uno de los dos cumpleaños que ahora tiene y rememora su paso por el Celta
13 abr 2023 . Actualizado a las 12:10 h.Eusebio Sacristán (La Seca, Valladolid, 13 de abril de 1964) está en Vigo estos días para ver a los buenos amigos que guarda en la ciudad, donde pasará hoy su cumpleaños. Uno de ellos, porque el que fue entrenador y jugador del Celta volvió a nacer en diciembre del 2020, cuando sufrió un accidente del que se sigue recuperando progresivamente. Confiesa que le da miedo conceder entrevistas porque teme que no le salgan las palabras o que no sea capaz de expresar lo que quiere. Son consecuencias de los daños cerebrales que le ocasionó el traumatismo craneoencefálico por la caída. Pero termina la charla contento: «Me ha dado alegría haber podido contestar, significa que voy mejor».
-Hoy cumple 59 años. ¿Siente ahora, de alguna manera, que tiene dos cumpleaños tras el accidente que sufrió?
-Sí, sí, lo veo así. Para mí es alegre estar de nuevo en este mundo después de todo lo que pasó e intento irme sintiendo cada vez mejor, más seguro, con capacidad para tener una conversación normal con los demás. Me da miedo que no me salgan las palabras correctas.
-¿Todavía le ocurre en ocasiones -apenas se da en la conversación transcrita-?
-Sí. He vivido un proceso durante el que no me sentía capaz de contestar a las personas con naturalidad, fue complicado, muy difícil. Me he preguntado mucho qué iba a pasar con mi vida, qué iba a se capaz de hacer y si se iba a acabar para mí mantener una comunicación fluida con la gente y tener esa alegría. La he estado buscando mucho tiempo y ojalá vaya apareciendo. Porque he tenido una etapa larga de tristeza.
-¿Siente ya que va surgiendo en usted esa alegría que tanto lucha por recobrar?
-(Duda antes de responder) Voy un poco mejor, pero estoy todavía buscando que aparezca de manera más estable en mi vida.
-¿Qué tipo de ayuda tiene actualmente?
-Sigo con clases de logopedia cada día y me ayuda cuando los demás me dicen que cada vez respondo mejor y soy capaz de decir más cosas. Voy sintiendo que tengo más capacidad, y eso me da confianza, me viene muy bien para ir recuperando esa alegría que ha estado en mi vida mucho tiempo y que sigo buscando.
-Lo peor ha pasado, ¿no?
-Eso es lo que espero. Ojalá lo pueda pueda pensar más convencido y ser más positivo. Durante mucho tiempo, mi pensamiento era negativo y triste. Necesito que esa sensación de que lo peor ha pasado me acompañe más.
-¿En qué ha cambiado todo esto su manera de ver la vida?
-Soy una persona diferente. He estado mucho tiempo pensando que mi vida empezaba a ser un desastre, que cómo había cambiado con el accidente. Me obsesionaba qué podía hacer para recuperarme y retomar una vida que había sido feliz. Había podido llevar a cabo lo que tenía en mente: dedicarme al fútbol como jugador y como entrenador. De repente, todo era distinto, lo veía fatal y quería recuperar los momentos felices.
«No sabía el cariño que se me tiene en el Celta»
-Recientemente vivió uno de esos momentos felices con el homenaje en Balaídos (fue el primer embajador del centenario del Celta e hizo el saque de honor hace unas semanas).
-Sí, fue una gran alegría salir al campo, tocar ese balón y que la afición me aplaudiera para mostrarme su agradecimiento. Fue muy especial. Se acuerdan con cariño de mí, de mi etapa aquí. Es una satisfacción ver que hay gente que recuerda momentos felices de los que formo parte.
-Hablando con el presidente en las imágenes que mostró el Celta, se le veía sorprendido de que hubieran pensado en usted.
-Sí, porque yo me fui contento de las dos etapas que había vivido aquí, pero no sabía muy bien la sensación que tenían los demás respecto a lo que aquí dejé. Al ofrecerme vivir ese momento, me di cuenta de que me tienen cariño y guardan una idea alegre de lo que vivimos juntos en el pasado.
-Cuando echa la vista atrás a la etapa de jugador del Celta, ¿qué le viene a la cabeza?
-Después de salir del Barça, tenía ya 31 años y quería seguir disfrutando del fútbol. Vine a Vigo con esa intención, tuve la posibilidad de estar dos temporadas y encontré lo que buscaba. Recuerdo aquella ilusión de continuar con mi carrera con aquella edad. El primer año había un grupo de jugadores que llevaban años juntos y en el segundo, llegaron futbolistas importantes, como Mazinho o Mostovoi, que, además, reforzaban el medio del campo, donde yo jugaba. Ya me daba cuenta de que ellos iban a ser fijos y yo podía tener algunos minutos, pero mi decisión fue volver al Valladolid, a mi tierra, siendo consciente de que el Celta iniciaba otra etapa importante en ese momento.
-Así que ya vio venir el EuroCelta.
-Sí, sabía que con aquel grupo de futbolistas que habían llegado, podían aspirar a éxitos importantes y lo consiguió ya al año siguiente, con la clasificación para Europa y las que vinieron en las siguientes temporadas.
-¿Cómo recuerda el día a día con aquel Mostovoi rebelde que en la temporada que compartieron -última de Eusebio y primera del ruso- repetía que se quería ir?
-Él necesitaba ese año una confianza que luego encontró, pero es cierto que al principio tuvo algunas dificultades. De todas formas, verle jugar era maravilloso y espectacular, era ver a un futbolista de mucho nivel, que pasaba y chutaba balones de una manera increíble. Era un centrocampista, un mediapunta que hacía goles, pases de gol con calidad. Le hacía falta un poco de tiempo para adaptarse y dar todo lo que podía dar, y encontró en el Celta lo que buscaba.
-Yendo a su etapa de entrenador, decía antes que no tenía conciencia del legado que dejó. Pero a nadie se le escapa que apostó por nombres como Iago Aspas o Hugo Mallo.
-Sí, pero no sabía muy bien cómo lo recordaba la gente. Jugábamos en Segunda y teníamos dificultades, pero yo veía jugadores en el B y juveniles que tenían condiciones y encajaban con mi manera de jugar. Vine a un club donde había futbolistas para jugar como yo quería mostrar como técnico y empecé a contar con ellos. Y así me encuentro que el primer día que pongo a Aspas, nos jugábamos descender a Segunda B, sale media hora y mete dos goles contra el Alavés que nos dieron la salvación.
-¿Qué veía en Iago Aspas en aquel momento?
-Yo venía del Barça, había visto a Messi estando de ayudante de Rijkaard. Leo era un jugador joven que hacía cosas espectaculares y empezó a jugar con el primer equipo. Cuando vi a Iago, me pasó un poco lo mismo: era espectacular en los entrenos, me gustó mucho y quería meterlo. Llegó la posibilidad en el día en que nos jugamos tanto y, gracias a él, conseguimos salvarnos. Fue un momento grande para el club alquedarnos en Segunda.
-Y al año siguiente, consolidó la apuesta por él y otros canteranos.
-Sí, y me pasó que en Copa empecé a contar más veces con aquellos jugadores jóvenes y tuvimos una participación muy buena. Aparecieron casos como Hugo Mallo, que la primera vez que lo vi me recordó a Puyol, o Joselu (Mato), que jugó con nosotros un amistoso y a los diez minutos, había marcado tres goles. Aunque tenía en la plantilla jugadores veteranos con los que había que contar, pude ir metiendo a muchos jóvenes poco a poco.
-¿Le quedó una espina de no lograr usted el ascenso?
-Bueno, yo estaba en mi objetivo, en el proceso de ir contando con esos jugadores jóvenes, pero necesitaba un tiempo. Estuve el tiempo que estuve, pero sí que se vio en el club que a los chavales jóvenes había que darles continuidad, se les dio, fueron apareciendo cada vez más y lograron la seguridad como para poder conseguir luego el ascenso con ellos.
-¿Descarta volver a entrenar en el futuro?
-Mi objetivo es recuperarme para poder estar en condiciones de hablar con los demás, ha sido mi objetivo. Pero también pienso en qué me apetecerá hacer en el futuro si llega esa recuperación total, qué me hará ilusión. Y me doy cuenta de que de lo que más he sabido en mi vida es de fútbol, es para lo que más preparado he estado, lo que más me ha gustado en este mundo. No sé si lo volveré a sentir o si me volverá a apetecer en caso de que esté preparado.
-¿Ha podido disfrutar viendo fútbol en este período de recuperación?
-Sí, sí, veo todos los partidos y me ha ayudado en este tiempo parado, me ha hecho sentir más cerca de mi vida anterior. También disfruté durante toda mi carrera, aunque tengo el dolor del descenso del Girona. Afronté el proyecto con la misma idea que los anteriores, pero he pensado mucho en ello en este tiempo y me he dado cuenta de que me dio miedo fallar y descendimos. Empezamos a perder cuando, con 34 puntos en un momento dado, parecía que estábamos para quedarnos en Primera.
-¿Qué opina del Celta de Carvalhal?
-Estoy pendiente de todos los equipos en los que he estado, me siento identificado con ellos y me alegro de que las cosas les vayan bien, como es el caso del Celta ahora. El nuevo técnico ha tenido un proceso muy positivo, de mucha claridad en el juego. Tiene muy claro lo que quieren hacer en ataque y en defensa y muestra muchas cosas positivas. Se ve que los jugadores se sienten muy bien con lo que les ha pedido y lo ofrecen en los partidos, con buenos resultados.
-¿Qué le pareció a usted la prolongada ausencia de Aspas en la selección?
-Cada entrenador hace las cosas a su manera. El nuevo seleccionador ha vuelto a contar con él y ha sido un momento agradable y especial para Iago con la oportunidad de volver.
-¿Cómo fue su reencuentro con él en Balaídos?
-Él estaba muy concentrado en lo que siempre le gustó y le ha importado, que es jugar al fútbol y aportar todo lo que tiene al equipo. Nos dimos un abrazo y sentí el cariño que nos tenemos por aquella etapa juntos. Para mí fue muy especial, si en aquel momento llegamos a descender, igual mi carrera como entrenador hubiera sido diferente.
-Esta semana se anunció a Juan Carlos Andrés como nuevo entrenador del Compostela después de haber trabajado en varios proyectos con usted. ¿Cómo lo ve para esta nueva etapa?
-Estoy muy contento por él. Ha sido una persona muy importante en mi carrera, me aportó muchas cosas y estoy feliz de que haya tenido esta oportunidad de retomar su carrera como entrenador. Le deseo todo lo mejor. De hecho, vengo a Vigo porque tengo muy buenos amigos y en este momento quería ver a Juan, abrazarle y acompañarle el domingo en su partido.