La camiseta del Celta que llegó a manos de Axl Rose

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Manuel Fernández, apasionado de club vigués y de Guns N'Roses, vivió una odisea para entregar la elástica al cantante, pero lo logró

19 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Fernández (Ponteareas, 1981) es abonado del Celta desde que nació, literalmente, y fan de Guns N’Roses desde que tenía unos diez años, calcula. «Cuando supe que mi grupo favorito de siempre venía a tocar al estadio de mi equipo de siempre fue impactante. Se fusionaban mis dos pasiones, era algo impensable», recuerda en referencia al concierto de Balaídos. Por eso pensó que tenía que hacer «algo especial» más allá de, por supuesto, acudir al evento que tuvo lugar hace una semana.

Su idea era que el grupo tuviera un recuerdo de su paso por la ciudad que se pudieran llevar consigo. Y enseguida pensó en la camiseta del Celta. «Compré una para mí con el nombre de Guns N’Roses y otra para su cantante, Axl Rose, con su nombre, las dos con el número 10», explica. Pero lograr dársela se convirtió en una verdadera odisea.

En primer lugar, estuvo en el hotel donde se hospedaba la banda el día antes del recital, aunque sin muchas esperanzas. «Fui con mi familia y montamos guardia, pero ya sabía que iba a estar complicado, porque no es un grupo muy accesible», dice este fan que ya les había visto previamente en Lisboa, Madrid o Bilbao. No hubo suerte.

La siguiente tentativa fue en el propio evento: pretendía lanzársela. Llegó a las 9.00 para asegurarse la primera fila y ese objetivo sí lo logró. «Lo intenté, él vio la camiseta y le gustó, pero en el momento en que la iba a lanzar, los de seguridad me dieron marcha atrás, me lo impidieron», lamenta. Así que se fue a casa «emocionado e impactado por un concierto inolvidable», pero sin haber cumplido el cometido que se había autoimpuesto.

Al día siguiente, pese al «tremendo cansancio por la emoción vivida», no desistió y se propuso quemar los últimos cartuchos. Comprobó, al ver a los guardaespaldas, que aún no habían abandonado el hotel y volvió a hacer guardia «unas cuantas horas», pero nada. «Salieron de incógnito hacia el aeropuerto», explica.

La última bala fue «coger un taxi a Peinador» con un amigo. Allí había unos 25 o 30 fans esperando al grupo. «Me fui hacia el final del cordón policial en la zona de embarque. El último del grupo fue Axl Rose, que se fue parando a hacerse fotos y firmar autógrafos». Reconoció la camiseta tras verla en el concierto, se dejó fotografiar con ella y se la llevó de regalo, cumpliendo al fin la meta de Manuel ante el aplauso de los presentes. «Fue un momento emocionante que recordaré con cariño», finaliza.