La fábrica del talento de A Madroa

LA VOZ VIGO

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Brais, que el sábado se mide al Celta, se marchó el curso pasado; ahora, parte Gabri Veiga y Hugo Sotelo recoge el testigo en la saga de los medios creativos

16 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Como si fuera una cadena de producción, A Madroa tuvo una época de fabricar laterales derechos, también porteros y hasta delanteros, pero ahora son los jugadores creativos los que también crecen en la vieja ciudad deportiva celeste. Brais Méndez fue el primer centrocampista talentoso que subió al primer equipo en la época reciente para marcharse a cambio de 14 millones a la Real Sociedad el verano pasado; después, irrumpió a lo bestia Gabri Veiga, que ya tiene las maletas en la puerta tras ser la sensación de la liga la temporada pasada. Ahora, recoge el testigo Hugo Sotelo, un torrente de desparpajo y osadía con 19 años. El mosense y el vigués se verán las caras el sábado en Anoeta y puede que el porriñés lo vea por la tele desde Nápoles.

Partiendo de la base que los tres son jugadores muy distinto, existe un nexo de unión en el trabajo de la base. «Es anecdótico, pero tiene que ver con nuestra manera de trabajar y de jugar», comenta entrenador del Celta B, Claudio Giráldez, sobre la coincidencia. En su análisis, recuerda que el club, con independencia de los movimientos en los banquillos, lleva tiempo trabajando en la cantera una manera de jugar similar que se concreta en una apuesta «por el juego de posición con protagonismo de los mediocentros». «Esa manera de jugar creo que hace que en esas posiciones tengamos mucho talento y mucha calidad y que el jugador que sale de nuestra cantera domine mucho el espacio de dentro, que cada vez tiene una presencia en el juego mayor. También ha habido hueco en las plantillas del primer equipo para ellos, lo que es muy importante».

El primero que encontró esa rendija fue Brais Méndez, que vive su segunda temporada lejos de Vigo consagrado. El curso pasado tuvo un inicio de liga espectacular y terminó jugando 34 partidos, 28 de ellos como titular, y marcando ocho goles, solo uno menos que en su mejor año realizador en el Celta, en cuyo primer equipo jugó cinco temporadas después de que Unzué apostase por él en su año en Vigo. La campaña pasada, el mosense, que dejó 14 millones en caja, jugó los dos partidos ante el Celta, con triunfo txuri urdin en Balaídos y empate de última hora en Anoeta. El sábado también apunta al once en la tercera confrontación contra su exequipo.

 

Gabri y el Nápoles

Brais, zurdo cerrado, le entregó el testigo a un diestro como Gabri Veiga. Si la irrupción del mosense se coció a fuego lento, el porriñés derribó la puerta a la carrera, derrochando la misma calidad y talento que su antecesor, pero mostrando una facilidad para el gol impropia de un centrocampista. Sus nueve goles parecen el mejor reclamo para que el Nápoles lo considere objetivo prioritario y esté a punto de abandonar el Celta. Tanto, que ya no estaría disponible para el partido de Anoeta si se cumple la hoja de ruta más rápida. El campeón de Italia volvió a revisar al alza su oferta (38 millones, 3,5 en variables y 5 % de un futuro traspaso según el periodista Fabrizio Romano) y el acuerdo parece cada vez más inminente.

Los dos han encontrado sucesor en un joven con ficha del Celta B, equipo que Sotelo pisó por primera vez el curso pasado (antes, había tenido un testimonial debut en Primera de la mano de Coudet), y que el domingo pasado fue el elegido por Benítez para dirigir al equipo desde la sala de máquinas.

El canterano sufrió en la primera mitad a nivel defensivo, pero en la segunda, entró más en contacto con el balón e intentó darle sentido al juego en un equipo nada sobrado de pensadores y de talento en la zona de creación. Curiosamente, Hugo Sotelo acaba contrato el próximo 30 de junio, más de un grande del fútbol español le ha puesto el ojo y la secretaría técnica del Celta tiene el reto de cerrar la renovación y hacerlo con una cláusula astronómica.

Por detrás de Hugo ya emerge Damián, ahora con ficha del Celta B y que es la última perla de la factoría de centrocampistas creativos que la entidad viguesa montó en A Madroa. Cada uno con sus características, más o menos coincidentes, pero con el don del talento para sumar desde la sala de máquinas. Con el ADN celeste.