El club vigués ha enviado el pésame por la muerte del que fue su máximo responsable entre 1980 y 1982
20 sep 2023 . Actualizado a las 15:33 h.El Celta ha mostrado este miércoles su «profundo pesar» por la muerte de Elías Alonso Riego, presidente de la entidad entre los años 1980 y 1982. «O noso máis sincero pésame, agarimo e ánimo aos seus familiares, amigos e achegados», ha indicado el club a través de las redes sociales. Nacido el 23 de enero de 1950, tenía 73 años y en su momento fue el presidente más joven del equipo vigués, con 29.
Fue en la temporada 1979/1980 cuando Alonso Riego, que ya formaba parte de la directiva, se puso al frente del Celta, inicialmente como presidente de una junta gestora después dela dimisión de su antecesor. Fue la temporada del descenso a Segunda B, en la que, antes que él, habían dirigido a la entidad Jaime Arbones y Rodrigo Arbones.
En noviembre de 1982, y tras haberlo hecho previamente, presentó la que sería su dimisión definitiva, que atribuyó a problemas de salud. «Dado mi estado de salud, totalmente contrastado por los doctores consultados, existe por parte facultativa la prohibición absoluta de la dedicación y esfuerzo que exige la dirección de un club del prestigio y trayectoria de este Real Club Celta», decía en su escrito de renuncia. Su relevo fue José Luis Rivadulla, fallecido en mayo del 2022.
A principios de los 90, volvió a optar a presidente, pero el elegido finalmente fue José Luis Álvarez. En aquel entonces, como aspirante a volver al cargo, evaluaba su etapa en la presidencia. «Cometí errores de juventud. Pero fui un presidente popular, me sacaron a hombros de de Balaídos», subrayaba. Acabó renunciando el mismo día que tenía que presentar las firmas para ser oficialmente candidato. «El Celta estaba hundido por las deudas pero, coincidiendo con el mundial de España en 1982, subió a Primera desde Segunda B. Fue un éxito», decía a La Voz a finales de los 90.
En el años 2019, Alonso Riego recordaba para La Voz cómo había vivido desde dentro la designación de Balaídos como uno de los estadios que acogerían partidos del Mundial de 1982. «Fue una gran noticia porque fue el motivo de la reforma de Balaídos», explicaba. También fue un hombre clave en el voleibol vigués, ejerciendo de patrocinador del Club Vigo a finales de los 70, aparte de tener vínculos con el fútbol sala.