El director de fútbol vivió in situ el empate ante el Mallorca, el triunfo ante el Silva y la derrota ante el Nástic
15 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El director de fútbol del Celta, Marco Garcés, llegado hace menos de un mes, estuvo presente en los compromisos de este fin de semana de los tres primeros equipos del club vigués, cada uno saldado con un signo diferente. Comenzó el sábado en Mallorca, donde el primer equipo cosechó un empate, mientras que la victoria llegó de la mano del Celta C Gran Peña en A Madroa ante el Silva y la derrota correspondió al Celta Fortuna, en Barreiro ante el Nástic.
Su presencia en los tres partidos supone hacer patente la enorme diferencia entre la figura de Luís Campos —por mucho que al principio también se dejara ver en algunos partidos de la base, incluso de incógnito— y el modelo actual. Marián Mouriño quería precisamente alguien que estuviera en el día a día y pendiente de toda la estructura.
En declaraciones a los medios del club, Garcés habló de que en época de mercado «esto no para». «Te mueves en varios husos horarios: cuando abre América, cierra Europa. Son 24 horas siete días a la semana. Las necesidades van modificándose, aunque uno quiera ser balanceado y estable en sus decisiones, viene las lesiones y los bajones de juego hay que modificar planes», analiza. En ese sentido, dice que su idea es siempre «actuar al 80 % en base a lo planificado y un 20 % en lo que el mercado te arroja», ya que contempla que pueden surgir «oportunidades que hay que aprovechar».
Comenta también, sobre Rafa Benítez, que «la integración con él es sencilla», pues es «explícito en cuanto a las necesidades, describe de manera clara cómo ve el fútbol» y reflexiona sobre que cuanto más pueda entender su idea, más posibilidades tendrán de llegar a acuerdos para cubrir de la mejor manera «lo que el Celta necesita».
Hablaba también Garcés de que Mallorca era un viaje especial para él por ser el primero y por reencontrarse con Javier Aguirre, con el que revela que ha convivido mucho y es un buen amigo, como lo son sus familias, a raíz de que fue su entrenador en el Pachuca y en la selección mexicana. «Es aguien que le da cierta normalidad a las cosas, no es tan protocolario, tan cuadrado en sus puntos de vista. Es más normal y relajado».