El resultado daba (casi) igual

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Xoán Carlos Gil

El celtismo vivió una fiesta en el duelo entre su filial y el Deportivo pese al resultado adverso

29 ene 2024 . Actualizado a las 20:25 h.

«Ellos no lo saben, pero nosotros ya hemos ganado», se podía leer por parte de más de un aficionado del Celta en redes sociales ayer por la mañana. La frase representa a la perfección la actitud con la que el celtismo acudió ayer a la segunda cita del día en Balaídos. Para la hinchada celeste, por cuarto año consecutivo, la visita del Deportivo a su filial es motivo de fiesta. Y en los tiempos que corren, además, una manera de olvidar las penas del primer equipo.

Porque si el Celta Fortuna ha conseguido un gran apoyo por parte de su afición del que Claudio Giráldez siempre muestra su orgullo -ayer, lo hizo de nuevo-, este duelo era esperado con más ganas si cabe. Y se notó. El club había preparado varios conciertos entre el Celta-Girona y la contienda con el equipo coruñés y no fueron pocos los que se apuntaron. Ondeando banderas y bufandas, cantando y disfrutando de la tarde a la espera de que volviera a rodar el balón. En la explanada de Tribuna también se podía ver alguna camiseta blanquiazul mezclada con el resto con total normalidad.

Aunque la música no dejara de sonar, hubo inciso para el recibimiento a los equipos. El de Imanol Idiakez, en un ambiente hostil y entre pitidos, y los vigueses, del mismo modo que el primer equipo horas antes, bufandeo y cánticos de apoyo en la antesala de la mejor entrada de la temporada para un compromiso del segundo equipo celeste.

Y Balaídos fue una fiesta de principio a fin. Animando a los suyos desde el calentamiento y con una grada de animación que presentaba un aspecto muy parecido al que había tenido cuando estaban enfrente los de Míchel Sánchez. Vibró el estadio con Oliveira dos cen anos, el clásico que llegó para quedarse y que, de noche, gana con el espectáculo de luces. Después, sonó el Himno Galego, que cantó al unísono todo el estadio. El colegiado decidió decretar el inicio del choque cuando aún quedaban acordes por sonar, a lo que el público respondió siguiendo por su cuenta y entonando con fuerza el «fogar de Breogán» del final.

A partir de ahí, la ironía se apoderó de la hinchada local, que impidió que los 500 visitantes se hicieran oír. No faltaron los clásicos, como «solo hay un Deportivo...» o «Coruña, decime qué se siente». Ni el predominante en los últimos años, desde que filial vigués y primer equipo coruñés coinciden en la categoría: «Púdrete en Segunda B». Mientras, el que no botara en la grada de animación era coruñés, según otro cántico clásico.

Además, los jugadores del Deportivo, que calentaron en animación, tuvieron que oír los gritos de «campeones oé» que se repitieron cuando algunos se ejercitaban al descanso. A Lucas Pérez, nada querido en Vigo, se le dedicaron cánticos de «selección» y «balón de oro». Ni siquiera los goles rivales enfriaron el ambiente, donde tuvieron cabida el Miudiño, Oliveira dos cen anos a capela y todas las consignas de apoyo a los celeste. Porque el resultado, que no acompañó, era lo de menos para el celtismo.

El gol de Manu Garrido -el 1-2- se celebró con alegría y con esperanza, pese a que quedara poco tiempo por delante. Ya en el descuento, también, el lanzamiento de una botella al portero -hecho aislado- puso la única nota negativa. A la conclusión del partido, los jugadores -también Claudio Giráldez, aclamado en varias ocasiones y pedido de nuevo en lugar de Rafa Benítez- se aproximaron a la grada de animación, primero desde lejos, y luego, algunos de ellos, yendo a dar sus camisetas. Sonaba en ese momento por megafonía Cuéntame, alusión a otra melodía que los deportivisitas se han tenido que acostumbrar a escuchar por parte de la afición del eterno rival: «Cuéntame cómo te ha ido, si has conocido la Segunda B».