Las camisetas, único nexo de unión entre el Celta del Bernabéu y del Pizjuán

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

RC CELTA

El cambio de entrenador provocó una mutación integral en el juego del cuadro vigués en una semana: otro sistema, más posesión, más ataque y antagónica gestión del partido

19 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Celta del Bernabéu y el Celta del Pizjuán no se parecieron en nada. Un cambio de entrenador y cuatro sesiones de trabajo modificaron por completo la fisonomía de un equipo que aumentó un 30 % la posesión de balón, que firmó 13 puntos más en el pase para alcanzar la cota del 90 % y que tiró a portería seis veces más que la media. Todo, con un cambio de sistema y de altura en el posicionamiento, pasando de vivir con la espalda pegada al área a plantase para presionar y jugar en campo contrario.

EL SISTEMA

Del 5-3-2 y el 4-4-2 al 3-4-3

Benítez apostaba más por poblar la defensa que por nutrir el ataque. Cuando jugaba con una zaga de cinco, los carrileros eran más laterales y cuando el 4-4-2 servía de base, la línea de cuatro era inalterable. Claudio Giráldez implantó desde su primer día su 3-4-3, plantando a los carrileros a la altura del centro del campo. La línea defensiva, en realidad, eran los tres centrales y uno de ellos, Mingueza, el encargado de dar la salida de balón (dio 105 pases).

 

 

ALTURA

Del bloque bajo a esperar en el centro del campo

Hasta el pasado domingo, el Celta era un equipo de contragolpe, que rara vez presionaba alto y que esperaba por norma al rival en bloque bajo. El domingo, el equipo de Giráldez plantó su cuartel general a la altura del centro del campo, con una inmensa separación entre el portero y los centrales. Antes, la defensa se plantaba muy cerca de la frontal del área.

ESTILO

Más del doble de posesión de pelota

El Celta tuvo un 36,6 % de balón en el último partido de Rafa Benítez en el banquillo (su media global fue del 44 %) y el de Claudio Giráldez en su debut se fue al 64,8 % jugando. Los dos fueron partidos a domicilio, aunque el técnico de O Porriño ya dejó claro que su equipo será igual en todos los escenarios. Todo lo contrario que en la anterior etapa, en la que el conjunto rival marcaba el plan de partido.

PASES

Un 13 % más de acierto a la hora de mover el balón

El Celta demostró ser un equipo de buen pie en el Sánchez Pizjuán. Los vigueses tuvieron un 90 % de acierto en el pase, su tope de todo el curso, y fueron capaces de realizar 648 entregas, de la cuales 584 fueron precisas, más que todos los dados la semana anterior en el Bernabéu ante el Real Madrid. Hasta el domingo pasado, la media se situaba en el 77 % de acierto.

A FAVOR DE MARCADOR

De encerrarse en el área a defender con el balón

Uno de los grandes males de la temporada del Celta fue la mala gestión de los minutos finales, encajando hasta 15 goles más allá del minuto 80 (6 en tiempo de prolongación). Con el preparador madrileño, el equipo se hundía y esperaba en su área. En Sevilla, cuando el cuadro vigués fue capaz de darle la vuelta al marcador, Giráldez apostó por la posesión de balón para protegerse y fue capaz de hacer un rondo de 17 pases seguidos más allá del minuto 90, lo que desesperó a los de Quique Sánchez Flores.

ATAQUE

Seis tiros por encima la media

El Celta hizo 18 tiros en Sevilla en el estreno del cambio de técnico, seis más por encima de la media del Celta de Benítez. De esos 18 intentos, cinco cogieron portería. La semana pasada, ante el Real Madrid, solo hubo un tiro entre palos.

LOS CAMBIOS

Tendencia a agotarlos y sin problema para mover la defensa

Cambiar a los integrantes del sistema defensivo es una de la prohibiciones no escritas del mundo del fútbol, siempre que funcionen, durante un partido y, por norma, los jugadores exteriores y los atacantes son lo más relevados por los esfuerzos realizados. Sin embargo, Claudio no cambió a ninguno de sus tres delanteros y realizó las cinco modificaciones entre el centro del campo y la defensa, entre ellos a dos centrales, algo del todo inusual. Benítez casi nunca agotaba los cambios.