Beltrán: «Benítez es muy bueno tácticamente, pero no teníamos equipo para lo que él quería»
GRADA DE RÍO
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El futbolista del Celta dice que con Giráldez pasaron al juego que les favorece: «Llegó, empezamos a entrenar y era diferente, era otra cosa»
18 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El futbolista del Celta Fran Beltrán ha concedido una entrevista al programa Vamos Show donde ha hablado de su trayectoria, de los seis años que lleva en Vigo y también del desarrollo de esta última temporada, abordando el cambio de técnico. «Sé que Rafa (Benítez) es un buen entrenador, tácticamente es muy bueno, pero no éramos un equipo para eso. Con otro tipo de jugadores, lo mismo sí (hubiera funcionado). Fue una apuesta y cuando haces una apuesta fuerte, si te sale mal, lo pagas, y si no, es increíble», analiza.
Admite el de Seseña que llegados al punto del último partido de Benítez, en el Bernabéu frente al Real Madrid, el equipo estaba bloqueado, «no iba». «Y eso que solo íbamos 1-0 en el 75. Yo, en el campo, veía espacio para jugar y no jugábamos, era golpear y que Larsen y Iago (Aspas) inventaran. Era difícil», ahonda. Dice que si los primeros partidos hubieran ido bien, «hubiera sido diferente, pero cuando entras en esa espiral, es complicado», recordando que se les escaparon muchos puntos en el 90 con el primer entrenador de la temporada. «Su idea no era mala. Él habló de mejorar en defensa, porque nos estaba quitando puntos, pero creo que los jugadores no éramos los adecuados para ese estilo», insiste.
A la pregunta de qué cambió con Claudio Giráldez, reconoce que «el equipo no estaba jugando al fútbol -con Benítez- y pasa a tener el control, la pelota, a crear oportunidades, no a esperar a que se equivoquen y salir a la contra». Argumenta que ese otro juego es «el que el Celta quería, para el que tiene jugadores, no para otros estilos de juego». El porriñés «llegó y dijo tres o cuatro cosas que él veía que faltaban» y, a partir de ahí, cuenta, arrimaron el hombro y se conjuraron para sacarlo.
De su actual técnico dice que sabían que era un gran entrenador. «Cuando alguien joven sube tan rápido, es por algo, no por suerte. Sabíamos que sus equipos jugaban muy bien y la verdad es que llegó, empezamos a entrenar y era diferente, era otra cosa», valora. «Empezamos a jugar y ya el primer partido -ante el Sevilla en el Sánchez Pizjuán- salió muy bien. Empezamos perdiendo, pero sabíamos que íbamos a marcar y si llegaba un gol, confiábamos en que cayera otro», como así fue.
Salida del Rayo y etapa en Vigo
El centrocampista relata que no fue fácil salir del Rayo Vallecano en su día y que espera contar algún día los motivos. «Me tiraba mucho estar en casa, la gente, el club... Acabábamos de ascender y quería vivir lo que era la Primera, pero hubo circunstancias de las que nunca dije nada. Son cosas externas a lo futbolístico, que si no te quieren del todo, te tienes que ir. Hubo una persona... Más arriba del banquillo», desliza. Dice que no guarda rencor, que «es difícil dirigir un club y hay que tomar decisiones; cada uno mira por sus intereses». Espera detallarlo algún día, pero sostiene que no es el momento.
A la cuestión de por qué el Celta, responde: «Fueron los que más creyeron y apostaron por mí. Me dieron esa confianza de decir: ‘Vente con nosotros, tenemos un buen proyecto, vamos a por todas'». Y aunque lamenta que han sufrido en cuatro de sus seis campañas, subraya que lo importante es seguir en Primera. «Queremos dar un pasito más, es lo que quiere el club», agrega con vistas al futuro.
El cambio, con 19 años, no fue fácil, pero siempre se ha sentido muy a gusto. «Iba con intriga. No había estado nunca en Galicia y decían que llovía mucho y que la gente era cerrada, muy suya, pero no es así. Nos acomodamos tan bien que ya van seis temporadas», recuerda. Jugadores como Hugo Mallo, Iago Aspas, Gustavo Cabral o Maxi Gómez fueron «pesos pesados» que le ayudaron mucho. «Me acogieron bien y por eso he estado tan a gusto y he querido quedarme más tiempo. Ahora, aunque me considero joven con 25 años, intento hacer ese papel de ayudar a los jóvenes y la gente de fuera que venga». Alaba la calidad de vida en Galicia y el sentido de pertenencia de la gente.
Sentimiento de pertenencia
Beltrán destaca que, a medida que lleva más tiempo en Vigo, sufre más cuando toca pelear la permanencia. «No quería vivir lo mismo otra vez (esta últma campaña), se te viene lo anterior y lo pasas mal. Ves a tu familia dubitativa, no saben qué va a pasar. Tienes que mantenerte firme, saber que el trabajo que haces es el correcto. Y con Claudio hemos seguido la idea hasta el final y ha salido bien».
Ante la pregunta de si sufre más al haber desarrollado un sentimiento de pertenencia, responde sin dudar afirmativamente. «Conoces gente, haces amigos, ves cómo sufren y es difícil. Vas a la panadería, que ya te conocen de los seis años y parece que llevas toda la vida. Te dan ánimos, ves que lo pasan mal y piensa que, por amor propio, para que la gente no sufra, hay que sacarlo y darles una alegría. Hay gente que vive por y para nosotros», planta.
Vestuario
Beltrán habla de Iago Aspas como un jugador que «llega a donde otros no. Si estás presionado, si te pasa algo, sabes que está a la derecha y que si no se la das, te va a echar la bronca (risas). Siempre busca el espacio libre y si estás jodido, sabes que lo tienes y te saca la jugada».
Revela que tiene muy buena amistad con Franco Cervi, que suele ser el encargado de la música en el vestuario. Si el vestuario fuera una familia, cree que el padre correspondería a la presidencita y la madre, antes, a Hugo Mallo, «te decía: ‘Te veo apagado, ¿te pasa algo?'. Ahora ese papel lo hace Iago», que sería el abuelo por edad, aunque «se conserva mejor que el vino y para cenar y salir un rato, bien, como todos; el abuelo rinde», bromea.
El hermano sería Cervi y el hijo rebelde, Miguel Rodríguez, porque «va un poco a su bola, está en su mundo, pero es buen chaval»; también ve al redondelano en el papel de «primo influencer» -preguntado dentro del juego por ese rol-, aunque dice que todos los canteranos están siempre con Instagram. El bebé de esa familia sería Damián Rodríguez «porque acaba de subir y hay que llevarlo en palmitas».
Otras curiosidades
Explica Beltrán, asimismo, que el rival más difícil al que se ha enfrentado es Toni Kroos, al que ficharía para que alargara un año más su carrera en Vigo. «No llegas nunca, con él y con Modric es imposible», se queja resignado. También reivindica a De Jong: «No se habla mucho, no se le valora lo suficiente, pero es muy difícil. Recibe de espaldas y siempre consigue girarse por patas».
Superados sus 200 partidos con el Celta, se le pide un top-3 de jugadores de la historia del Celta por lo que ha visto y lo que le han contado. «Para mí el mejor es Iago Aspas, claramente. Me hablaron mucho de Karpin, aunque yo no lo vi, y luego Mostovoi, el Zar, como le llaman en Vigo, que el equipo se metió en Champions gracias a él y tiene un hueco en la historia», señala.
Como curiosidades, cuenta también que de pequeño no le gustaba el fútbol, pero tuvo la suerte de que a su padre sí y se acabó convirtiendo en su vida. De niño, era delantero y medía goles, pero asume que luego la altura no le dio. Fue con doce años cuando empezó a ver que la cosa podía ir a más y que podía tener futuro en el fútbol. Y confiesa que no le llamaba la atención ser entrenador, pero que ya no lo tiene tan claro.