Franco Cervi, de fichaje estrella a descarte

LA VOZ VIGO

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RC CELTA

El jugador del Celta, declarado transferible, se quedó en Vigo y necesita convencer a un Claudio Giráldez que no le ha convocado este curso

05 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En su cuarta temporada en Vigo, Franco Cervi es uno de los jugadores con mayor antigüedad -también más edad- en el vestuario del Celta. Pero el panorama ha cambiado mucho desde aquel verano del 2021 en el que se materializó un fichaje que llevaba tiempo siendo una gran aspiración del club y que ilusionaba al celtismo; en el momento actual, afronta una campaña muy complicada para la que sabía que, a priori, no entraba en los planes de Claudio Giráldez.

El argentino fue un descarte sistemático no solo en las cuatro primeras jornadas de liga, sino ya en la recta final de la pretemporada, quedándose sin viajar para el compromiso ante el West Ham. Apenas tuvo participación ante el Benfica, el Sporting -anotando un gol- y el Lille y luego desapareció del mapa. En su caso, no hubo noticia de problema físico alguno, a diferencia de Tadeo Allende y Luca de la Torre, los otros jugadores que mantuvieron opciones de salir hasta el último momento.

En la previa del último partido, Giráldez destacaba que el compatriota de Cervi y el internacional con Estados Unidos estaban entrando con el grupo tras haber tenido molestias pero habían decidido no incorporarlos de momento. Sin citar al ex del Benfica -que era el único nombre que quedaba-, añadía que el resto eran «decisiones técnicas». También dejaba claro, como ya manifestó antes del cierre del mercado, cuando dijo que iría «a muerte» con ellos, que todos los que se han quedado son «uno más» de la plantilla.

Subrayaba el técnico porriñés que esos tres nombres son jugadores suyos «a todos los efectos, como cualquier compañero, sin distinción». Añadía que son necesarios, los usarán como a cualquiera para participar activamente. «Van a ser importantes para el equipo en el rol que les permitamos cada fin de semana y peleando en igualdad de condiciones», aclaraba. El martes, Marco Garcés se pronunciaba en la misma línea, recordando a su vez las palabras del técnico. «Una vez que se termina la ventana y se cierra la plantilla, todos cuentan lo mismo para él y él valorará cada jornada qué será lo mejor para el equipo».

Pero en esa valoración de qué es lo mejor para el equipo, Franco Cervi tiene por ahora un rol inexistente más allá de lo que es el día a día de entrenamientos con el equipo. Ya el curso pasado, de los diez partidos que dirigió Claudio, intervino como carrilero en cinco, sin ser nunca de la partida y con un máximo de 25 minutos por duelo rente al Villarreal en Balaídos. En total, sumó 64 minutos. No hubo jugador disponible que tuviera menos participación que él -salvo Carlos Dotor, saliendo de lesión-, porque hasta futbolistas con poco protagonismo le superaron con sus titularidades en la última jornada del curso pasado (caso de Iván Villar, Kevin Vázquez o Miguel Rodríguez).

El periplo de Cervi en el Celta está teniendo muchas más sombras que luces. Jugador del gusto de Eduardo Coudet, con él disputó su primera temporada 33 partidos, 21 como titular, y sumó 1.807 minutos, cifras muy similares al curso siguiente, que inició el propio Chacho y siguió Carlos Carvalhal. La diferencia estuvo en los tres goles que firmó el primer año, más dos en Copa, donde marcó uno en la 2021/2022 que es el último hasta la fecha. Ya la pasada campaña, no fue un jugador con protagonismo ni para Rafa Benítez ni para Claudio, quedándose en apenas 536 minutos de liga, con cinco titularidades de 17 partidos. Los problemas físicos, aunque sin ninguna lesión grave, le han lastrado en más de una ocasión.

El pasado abril, en su rueda de prensa más reciente, Cervi reconocía que no había sido habitual a lo largo de su carrera tener tan pocos minutos. «Uno ve los números y no estaba acostumbrado, pero hay que seguir trabajando para ayudar al equipo», decía. También señalaba que, con Claudio prácticamente recién llegado entonces, estaban entendiendo su idea y esta les gustaba. También recordaba que, más allá de que Coudet le ayudó a venir, tomó la decisión porque era un desafío para él: «Quiero dar lo mejor de mí para darle la misma confianza al club, que confió en mí». Pero apenas ha tenido opciones para hacerlo desde entonces.

En lo personal, Chuky -como le apodan sus compañeros- está muy integrado tanto en el vestuario como en la ciudad, uno de los motivos de que finalmente, no se haya movido. Garcés reconocía esta semana que todos los jugadores que no salieron siendo transferibles tuvieron opciones. Desde el entono del jugador se transmitía durante el mercado que estaba abierto a todas las posibilidades, sin cerrar la puerta a escuchar ofertas pese a querer quedarse. Finalmente, y con contrato hasta el 2026, tiene al menos cinco meses por delante para tratar de cambiar su situación antes de la próxima ventana.