Irene Fernández, la ingeniera goleadora que cumple un sueño

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

La jugadora más veterana de As Celtas, de 27 años, es celtista desde niña y compartió vestuario con Vicky Vázquez

06 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La atacante Irene Fernández (Vigo, 1997) es la más veterana de As Celtas. A sus 27, tiene larga experiencia en la categoría -Tercera Federación- y compartió vestuario con Vicky Vázquez, su entrenadora. Lejos quedan las primeras patadas al balón en el recreo del colegio Rosalía de Castro de esta ingeniera que compagina el fútbol con su trabajo y que es celtista de siempre. Por eso no dudó en sumarse pese a tener ofertas de categoría superior, tras haber sido la máxima goleadora del Lóstrego la temporada pasada.

Cuenta Irene que cuando supo que nacía este equipo, pensó que no sería para ella. «Te imaginas que pueda pasar, pero supuse que querrían gente más joven», dice. Sin embargo, llegó la llamada de Vicky. «En cuanto me lo comentó, estaba decidida. Llevo mucho tiempo jugando y el mayor impedimento son los recursos limitados, algo que en el Celta no pasa. Luego, conozco a Vicky, sé qué fútbol le gusta. Y es lo que las niñas de aquí siempre soñamos».

Como aficionada del equipo vigués, celebra que «ya no haya que mirar hacia arriba y puedas defender al equipo de casa». Y confiesa que esta nueva aventura está siendo «un poco locura» por tantas cosas nuevas. Todo es más profesional y se nota, percibe a diario que forman de una estructura tan grande, con una disciplina y unas normas muy marcadas. «Pero a la hora de entrenar, es fútbol», sintetiza.

Revela que le cae «algún vacile» por ser la mayor, rol que le lleva a intentar «estar pendiente de todas las compañeras, de si tienen algún problema o están enfadadas o tristes» y que puedan recurrir a ela cuando lo necesiten. Como máxima realizadora de su anterior equipo, tuvo ofertas que no valoró porque, para ella, «el Celta es el Celta»; ese rendimiento del año pasado hace que tenga cierta responsabilidad en la tarea del gol. «No quiero pensarlo, pero juego arriba e intento cumplir. Me preocupa por ayudar, no por ser máxima goleadora de nada».

Admite que pensó que sería raro tener a Vicky como entrenadora después de haber sido compañeras, pero no. «A la hora de estar en el campo, se trabaja lo que ella manda y es todo muy normal. Es exigente, como debe ser, y sabe tratar muy bien a la gente. Hace nada que era una de nosotras. Sabe muy bien lo que vivimos, por lo que pasamos todos los días, el esfuerzo que hacemos en entrenar aparte de estudiar o trabajar. Nos entiende y, como dice ella, si no jugó con nosotras, jugó contra nosotras y nos conoce a todas», analiza.

La entrenadora no habla de ascenso, sino de ir partido a partido. «Solo nos dice que es cierto que todo esto es muy nuevo: entrevistas, vídeos, jugar en Balaídos y cosas así, pero que al final vamos a jugar al fútbol y a trabajar y que no nos preocupemos de resto», detalla. Si está claro que quieren quedar lo más arriba posible. «Y si es el ascenso, el ascenso, yo jugaré para ello, pero no hablamos de nada en concreto», insiste.

El primer paso es un Victoria que Irene avisa de que no será fácil, pues ya se enfrentaron a ellas y vieron de lo que son capaces. E«s un equipo que sabe a lo que juega, lleva una filosofía instaurada hace mucho tiempo y visto lo que vimos, creo que va a ser difícil, señala al tiempo que recuerda que en esta categoría cualquier equipo te puede ganar».Jugar en Balaídos, eso sí, es una motivación extra. Jugué con bastante gente, pero nunca en un estadio tan grande, y menos allí, que es donde fuimos todas desde pequeñas a ver al Celta. Soñaba con ello, pero nunca creí que se fuera a dar, más allá de alguna final de la Vigo Cup. Pero no es lo mismo, constata.

 

Fernández compagina el fútbol con su trabajo de ingeniera y también ahí es ejemplo para sus compañeras: «Les insisto mucho en que no dejen de estudiar». Aunque no sea fácil compatibilizar todo. «Los amigos que no hacen deporte no entienden cómo eres capaz de ir a clase o trabajar y luego ir a entrenar, o perderte planes de ocio para jugar. Es un esfuerzo, pero lo hacemos porque nos gusta y no pensamos que nos perdamos nada», cuenta desde su experiencia.

Pero su trabajo siempre fue su prioridad y el Celta no le puso ningún impedimento; trabaja por las mañanas y los entrenamientos son por las tardes. A sus compañeras jóvenes les impone su profesión -«le dan una importancia que yo no le doy», dice-, pero cuenta divertida que también da pie a chistes en un vestuario que tiene ganas de dar guerra sobre el césped

La evolución del fútbol femenino y lo que viene

Irene comenzó uniéndose a los compañeros que jugaba el fútbol en el recreo. De mirar pasó a animarse a participar y de ahí pasó al equipo del colegio, al fútbol sala y a diferentes equipos de la zona. El último antes de As Celtas era el Lóstrego, y no le fue fácil dejarlo atrás. «Sé lo mucho que se esfuerza la gente que está allí, que hacen un trabajo increíble. Empezaron en pandemia y tienen equipos en todas las categorías. Fue complicado», indica sobre la despedida.

A lo largo de tantos años, ha sido testigo de cómo evolucioaba el fútbol femenino.« En los últimos años, ha avanzado a pasos agigantados. Es cierto que para clubes pequeños como los de la zona es complicado adaptarse a esos pasos tan grandes, porque eran más amateur y ahora se exige más», reflexiona. Pero agrega que «todo el mundo está haciendo un esfuerzo, se ven con los éxitos del Barcelona o de la selección» y augura que de aquí a unos años se seguirá creciendo mucho más.