El Celta aprueba la primera asignatura

X. R. C. VIGO

GRADA DE RÍO

SABRINA CEBALLOS - LOF

Los vigueses, lastrados siempre por los malos inicios, firman su mejor arranque desde la 16/17, siendo fuertes en Balaídos y estrenándose fuera

07 oct 2024 . Actualizado a las 21:15 h.

Después de un lustro de malos arranques, salvo una contada excepción, el Celta se marcha al parón de octubre con su primera asignatura de la temporada aprobada: un buen comienzo para no tener que ir a remolque el resto del curso como pasó en los últimos tiempos. Porque después de ganar de un modo épico en Gran Canaria, el equipo de Claudio Giráldez suma 13 puntos, una cifra que no alcanzaba desde la campaña 16/17 con Eduardo Berizzo en el banquillo.

Además, los vigueses han conseguido hacerse fuertes en casa, competir en todos los partidos con mucha gente de la casa e incluso dejar su portería a cero, algo que parecía un imposible, igual que ganar fuera de casa esta temporada. Todo ello ha llevado a los celestes a ver relajados el parón desde la atalaya de la novena posición, a tan solo un punto de la séptima plaza y con siete de margen sobre el descenso.

Año tras año, el Celta se marcaba el reto de un buen comienzo como sinónimo de no pasar apuros. Pero el curso pasado, por ejemplo, fue un desastre. El entonces equipo de Rafa Benítez solo tenía seis puntos a estas alturas y habitaba en posición de descenso (era décimo octavo). En nueve partidos, solo le había ganado al Almería y todavía no había sumado de a tres en casa.

Dos años atrás, con Eduardo Coudet en el banquillo, los diez puntos invitaban al optimismo, aunque al final el argentino fue destituido y Carlos Carvalhal pasó de verse salvado a tener el agua al cuello, lo mismo que sucedió en otros dos arranques horrorosos en los cursos 21/22 y 201/21, ambos con siete puntos a estas alturas y con el descenso en los talones.

Más allá de la clasificación

Pero el cambio de este Celta va más allá de la clasificación. Al fin ha recuperado la solidez perdida en Balaídos hace muchos años sumando tres triunfos y un empate en cinco partidos. Solo el Atlético de Madrid salió vivo gracias a la falta de acierto de los célticos, que tuvieron claras ocasiones para llevarse un partido en el que salió cruz en el último minuto. Desde el primer partido en casa, los vigueses han demostrado ser un equipo competitivo, capaz de firmar dos remontadas consecutiva. Y lo han conseguido con el método Claudio Giráldez, jugando al ataque, siendo protagonistas y asumiendo riesgos. También con una lluvia de rotaciones en cada formación. De hecho no ha repetido once en las nueve jornadas .

El Celta del entrenador de O Porriño aprobó su última asignatura pendiente el pasado sábado en Las Palmas en la cuarta salida de la temporada. Hasta ese momento, los tres partidos a domicilio anteriores estaban afeando un poco la hoja de servicios, pero firmar el primer triunfo de la temporada fuera, hacerlo con la portería a cero (algo que no había sucedido en las ocho contiendas anteriores) y por encima jugando con dos futbolistas menos durante 40 minutos hace que el parón llegue en un momento ideal para recargar las pilas con el tanque de la confianza en máximos históricos.

«Una cosa que teníamos que mejorar o implantar es tener alma, ser competitivos cuando las cosas no vienen bien dadas. Salimos reforzados. El equipo está dando muchos pasos en ese aspecto competitivo que a veces no se mide o no había sido justo en ciertos partidos», indicó Claudio Giráldez tras el último partido, que sirvió para firmar el cuarto trunfo de la temporada.