Fallece Manuel Palmás, el moañés que llevó a Iago Aspas a hacer las pruebas del Celta a A Madroa

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El capitán del equipo vigués había participado en un homenaje hace un año a este pescador que luchó para que los niños del pueblo pudieran jugar allí al fútbol y que llevaba tiempo enfermo

15 nov 2024 . Actualizado a las 16:00 h.

Uno de los primeros nombres propios de los inicios de Iago Aspas en el mundo del fútbol ha fallecido en las últimas horas. Se trata de Manuel Palmás Pérez, un pescador natural de la localidad natal del moañés que ha muerto a los 96 años y al que los que se consideraban sus niños por la ayuda que les prestó para que pudieran jugar al fútbol en el pueblo, entre ellos el que hoy es estrella del Celta, le rindieron homenaje hace un año.

Aspas forma parte de una generación de niños moañeses nacidos a finales de los 80 y principios de los 90 que adoraban a Palmás, como era conocido por todos. Lo recuerdan como la persona que luchó incansablemente para que aquellos chavales tuvieran un sitio donde jugar. El mismo que, luego, les llevaba en su furgoneta a los torneos y, como a Iago, a las pruebas del Celta, esas que tantas veces ha contado que hizo mintiendo sobre la edad y que fueron el punto de partida de una leyenda celeste.

Palmás se dejó el alma para que tuvieran redes en las porterías que habían comenzado con tres piedras, que luego pasaron a los trozo de madera y, más tarde, troncos de portería y redes de pesca, esas que tan familiares le eran, por su profesión, al gran hombre que hoy lloran. También fue el encargado de hablar con el padre de uno de aquellos niños, que era carpintero, para que les hiciera unas porterías en condiciones. Todo, en unas pistas de tenis abandonadas que repararon entre todos y que acogieron torneos y liguillas.

En noviembre del 2023, conscientes de que ya estaba muy enfermo, sus niños quisieron hacerle un homenaje en vida. No estuvieron todos los que eran, pero sí se juntaron muchos, entre ellos, un Iago Aspas que cumplió el deseo de Palmás: no quería morirse sin volver a abrazar al céltico. Aquel día le regalaron una bufanda de la peña el futbolista y una camiseta enmarcada, además de una placa como reconocimiento a «los años de esfuerzo, dedicación y cariño con aquellos niños, hoy adultos» que siempre le van a estar agradecidos y que lo van a tener en su memoria para siempre. Viudo de María Núñez Cobas, era padre de cuatro hijos y tenía seis nietos y dos bisnietas.