Fútbol sin porterías en Cornellá

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Marta Pérez | EFE

El Celta roza el 80% de posesión de balón, pero solo tiró dos veces entre palos, una de ellas, el penalti que supuso el gol 160 de Iago Aspas

01 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco importa tener el balón el 79,2% del tiempo y vivir en campo contrario de un modo casi permanente si falta velocidad de balón, último pase, verticalidad y, sobre todo, tiros a puerta. Todo esto le sucedió al Celta en la tarde de ayer en Cornellá, donde solo fue capaz de tirar dos veces entre los tres palos en todo el partido, ambas por mediación de Iago Aspas y la segunda, para marcar de penalti su gol número 160 en Primera División (158 con el cuadro vigués y dos con el Sevilla).

Por el contrario, el Espanyol hizo tres dianas en cinco intentos y, además, de un modo grosero para el sistema defensivo del Celta: el primero, de un córner a favor que se convierte en una cabalgada de 70 metros de un jugador rival que nadie corta; el segundo, en el rechace de un córner en contra que nadie acierta a despejar, y el tercero, en una contra que inicia el portero y acaba en gol. Los tres realizadores pericos (Cardona, Cabrera y Cheddira) se estrenaron como goleadores esta temporada.

«Tenemos que ser más perros», dijo el capitán, Iago Aspas a la conclusión del partido. La estadística le da la razón. Con tanto balón y tanta presencia en campo contrario, el Celta no puede volver a Vigo con dos testimoniales tiros a la portería contraria. Tampoco con ocho disparos que no cogieron portería. Lo más decoroso de los números ofensivos del Celta podrían ser los seis balones bloqueados por el rival.

Cinco veces tres o más goles

Por el contrario, el sistema defensivo celeste vuelve a dar un paso atrás y el equipo encaja por quinta vez tres o más goles en sus siete salidas. El Villarreal abrió la sangría con cuatro y, desde entonces, el Osasuna, Athletic Club, Leganés y Espanyol le endosaron tres cada uno. Ya son 27 tantos en contra en el cómputo global de la temporada, de los cuales 18 son a domicilio.

Y si un equipo falla en las dos áreas y, además, tiene problemas de generación de juego, como sucedió en Cornellá, está claro que debe buscar soluciones para conseguir fuera de casa una versión parecida a la que exhibe en Balaídos. A día de hoy, los números confirman que parecen dos mundos diferentes.