Cuando la intensidad lo es todo

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El Celta desarboló a la Real Sociedad con sus armas tradicionales: mucha presión, competir cada balón y buscar verticalidad y velocidad en cada acción

22 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Decía Claudio Giráldez en la previa del último partido del año que veía a su equipo en disposición de igualar la intensidad y la competitividad que tiene un equipo con el mismo modelo de juego, pero mucho más hecho como la Real Sociedad, pero el entrenador de O Porriño se quedó cortó: los celestes parecían ayer los txuri urdin, porque no le dieron ni un solo respiro al rival, porque monopolizaron todo el juego de ataque y porque dejaron a cero a un equipo tan talentoso como el de Imanol Alguacil.

Para comenzar, el Celta plantó su línea defensiva en el centro del campo, presionando la salida de balón de los donostiarras en su balcón del área e incluso achicando tanto el campo cuando sacaba Álex Remiro que los 10 hombres de campo celestes estaban en el margen de 20 metros.

Por esa vía se hincharon de robar balones en zonas peligrosas para el rival. Cada vez que saltaban los hombres de banda o los mediocentros, la Real Sociedad tenía problemas, lo que significó que los vascos se fueran al descanso sin una sola oportunidad que llevarse a la boca. Los célticos fueron, además, aviones. Se multiplicaban en cada disputa y salían volando con el balón en los pies o percutiendo para robárselo al rival.

Tampoco tuvo ningún problema para jugar a partir del segundo balón. En más de una ocasión, Vicente Guaita jugó en largo y los celestes fueron a la presión tras recuperarlo el rival para ganarlo muy arriba. Una buena manera de neutralizar la presión alta de la Real llevando el problema defensivo a la área del rival.

En la segunda mitad, cambió la altura defensiva. El Celta defendió en bloque bajo y eran sus delanteros los que esperaban a su rival en el centro del campo, pero el resultado fue casi idéntico: un tiro de la Real en 45 minutos y cero goles que llevarse a San Sebastián. Fue el partido más pírrico de los donostiarras en el aspecto ofensivo.

Por el contrario, el Celta trasladó ese vendaval a la portería contraria y cerró el partido con siete tiros entre los tres palos, de los que dos fueron goles, además de otro anulado. Sin necesidad, además de tener la posesión de balón, que ganó la Real Sociedad por más de 17 puntos. En esta ocasión, los de Giráldez lo tuvieron menos, pero la administraron mucho mejor.