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El entrenamiento abierto del Celta en la mañana de este viernes resultó todo un éxito
03 ene 2025 . Actualizado a las 13:55 h.Por segundo año consecutivo, el Celta abrió una sesión de entrenamiento en Balaídos en vísperas de Reyes y la afición volvió a responder de manera sobresaliente. Más de 5.000 personas -5.512, en concreto- se dieron cita en el estadio, donde había colas desde primera hora de la mañana y nada más abrirse las puertas -con algo de antelación sobre la hora prevista-, la grada de Tribuna Baja ya estaba llena, mientras que luego se fue poblando la de Tribuna Alta, también sin apena huecos, y hubo aficionados que se ubicaron en Marcador, como ya había pasado en la anterior sesión abierta, la pasada Semana Santa.
Como se había anunciado, la programación matinal comenzó con un homenaje a Iago Aspas, que se dirigió a los presentes y recibió su aplauso y el del resto de sus compañeros, incluidos los lesionados Fer López y Mihailo Ristic, no así Tasos Douvikas, que se encuentra enfermo -con una faringoamigdalitis-, según informó la entidad viguesa, y fue la única ausencia en la tercera sesión del 2025.
El capitán tomó la palabra mientras sonaba su Aspas on fire y con el tifo especial por sus 500 partidos oficiales con el primer equipo -alcanzados esta temporada- luciendo en Río Bajo. «Primero, dar las gracias por estar hoy aquí. Estoy muy feliz y contento de seguir otra temporada más junto a vosotros. No va a ser una temporada más, nos quedan muchas alegrías juntos», expresaba al capitán, diciendo que se disponían a «pasar un día estupendo» junto a la afición y que habría muchos regalos. Finalizaba con un «hala Celta».
El propio Iago fue, como siempre, el más demandado por el celtismo para hacerse fotos y llevarse su autógrafo al acabar la sesión. Sobre, todo, por parte de los más pequeños, que se levantaron como resortes en cuanto los jugadores terminaron de ejercitarse, con el fin de situarse bien para poder llevarse un recuerdo de sus ídolos. No faltaban las pancartas ni la camisetas para ser firmadas. Todos los jugadores se armaron de paciencia para contentar a los aficionados con fotos y firmas; los más afortunados, además, se llevaron alguno de los balones que se lanzaban.
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Fue una sesión corta, de poco más de una hora -con rondos, partidillos y ejercicios de balón parado y de centro-remate-, en la que se celebraron los goles en los ejercicios de finalización y durante la que también hubo cola por un autógrafo de la presidenta, Marián Mouriño. «Desde aquí solo distingo a Claudio porque es el único calvo», comentaba una señora desde Tribuna Baja. Porque todas las generaciones estuvieron representadas en una mañana repleta de celtismo.