
Giráldez, que apuntó que el Celta estuvo lejos de su mejor versión en las últimas victorias, ve positiva esta última ventana
17 mar 2025 . Actualizado a las 21:16 h.Con una racha de seis partidos sin perder, la mejor del curso, y encadenando, por segunda vez en toda la temporada, dos partidos ganando, lo lógico sería pensar que el parón llega en el peor momento para el Celta, pero no es así. El equipo no ha estado a su mejor nivel en los dos últimos partidos pese a sumar seis puntos, varios jugadores han dado síntomas de pagar el cansancio y la plantilla gana tiempo para poner a punto a dos jugadores importantes como Hugo Álvarez y Williot Swedberg, además de pasar quince días más del mes del Ramadán, que ha dejado a Ilaix Moriba sin jugar en el último encuentro y con una presencia testimonial en el anterior.
Claudio Giráldez no lo ve mal. «Tenemos que ver la parte positiva. Nos permite cargar las pilas, ganar tiempo de recuperación para jugadores como Williot y Hugo, a los que también les va a venir bien esa semana. Poder tener tiempo de trabajo con jugadores como Jones, que lleva menos tiempo aquí». Además, también ve con buenos ojos ser los últimos en volver, el 31 de marzo, porque así tendrán tiempo para recuperar a los dos internacionales, Carl Starfelt y Óscar Mingueza, aunque el catalán está sancionado para esa contienda. «Vamos a llegar muy bien preparados al partido de Las Palmas, que encima, nos coincidido el lunes. Tenemos que ser positivos, que también recuperamos a la gente que va con la selección, que tiene más días con nosotros».
Más allá del triunfo
De entrada, las dos semanas limpias para trabajar pueden ser un buen momento para el equipo vuelva a recuperar su mejor versión, porque Claudio Giráldez fue el primero en advertir que los dos últimos triunfos no escondían el momento menguante en cuanto a juego: «Tenemos que disfrutar de la segunda victoria consecutiva y de los seis partidos sin perder, pero sabiendo que tenemos que apretar las tuercas, porque llevamos dos partidos poco completos y con momentos de lagunas».
Porque ante el Leganés y el Valladolid el Celta se pasó muchos minutos replegado en bloque bajo, sin el balón y con la misión de defender. Por el contrario, en ataque, apareció mucho menos de lo habitual: ante el Valladolid, el gol del triunfo fue el único disparo entre los tres palos del partido y ante el Leganés, la cosecha se había quedado en cuatro tiros a puerta para dos goles. Lo más positivo en estas dos citas, aparte del resultado, es que los célticos solo recibieron un gol en contra en 180 minutos.