Sergi Gómez: «Me quedo con lo bueno de mi paso por el Celta aunque la salida fuera desagradable»

LA VOZ VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El defensa catalán dice guardar recuerdos maravillosos de Vigo; de Aspas considera que es «único e irrepetible»

06 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El excéltico Sergi Gómez ha concedido una extensa entrevista a Post United donde habla largo y tendido de su paso por el Celta, una etapa que recuerda con cariño y de la que se queda con lo bueno, aunque también explica, por primera vez, cómo vivió él su «desagradable» salida del club. «Es algo que nunca he contado y es momento de dejarlo encima de la mesa. Me quedaba un año, me querían renovar y yo estaba en mi derecho de decidir qué quería hacer. Decidí seguir con el año que me quedaba, pero sin necesidad de renovar más años», cuenta.

Su planteamiento era, continúa, que venía de jugarlo todo, estaba a su máximo nivel y quería «dar un paso a otro equipo en el futuro». Así que optó por no renovar y «conjuntamente con Jonny Otto y Radoja, no les sentó bien» que no quisieran ampliar sus contratos. «Nos dijeron que podíamos llegar el último día de pretemporada, en plan de que no contaban con nosotros si no renovábamos. Yo dije: ‘Siempre he sido un profesional y voy a estar el primero para luchar con el entrenador que llegue, que fue Antonio Mohamed, y defender esto», con la idea de escuchar las ofertas que llegaran, dado el escenario que se le planteaba.

Incide en que fue un episodio «desagradable», pero que se queda «con lo bueno de aquellos años, no con esa salida». «Lo pasé muy mal, porque estábamos medio apartados, era lo que tocaba. Tomé una decisión y tuve la suerte de que apareció el Sevilla y me quiso incorporar», rememora sobre el desenlace que llegó aquel mismo verano del 2018, en el que también salió Jonny, pero Radoja se quedó, pasando un año en blanco.

Retrotrayéndose a los comienzos de su etapa celeste, dice que tiene «un recuerdo maravilloso de Vigo», agradeciendo que fue donde pudo «dar el salto al fútbol profesional de máximo nivel, a Primera». Y se detiene en la preparación física que tenían con Eduardo Berizzo. «Nada más llegar, se gastan entre 400 y 500.000 euros en trineos, paracaídas, pesas… Las primeras tres semanas, no me podía mover, nos mirábamos los compañeros y nos preguntábamos si iba a ser así todo el año. Pero llega enero y volábamos», recordando también que comenzaban antes la pretemporada, con dobles sesiones, y eso les daba un plus a la larga.

A él le ayudó tener compañeros que conocía del Barcelona, pero también a jugadores de casa como Hugo Mallo, Sergi Álvarez o Álex López que sentían el club, menciona. Ya en su segundo año, regresó Iago Aspas. «Lo cambia todo. Es alguien que vivió el club desde bien pequeño, ha pasado por las categorías inferiores, le apasiona el fútbol, es un enfermo», constata. Por su calidad, rememora, «dio el paso al Liverpool y al Sevilla, pero su sitio era el Celta, volver a casa, se ha hecho el rey y tiene las llaves del club porque se lo ha ganado».

Dice Gómez que «ahora mismo, un Celta sin Iago Aspas y es impensable. Lo que ha dado al club en momentos, estando lesionado, cuando el equipo no terminaba de cuajar y aparecía él, te metía ese gol de falta, o podía jugar 20 minutos, pero te cambiaba el partido, te metía un hat-trick… Es único, irrepetible, es el Messi del Celta», compara. Y expresa que a él le «hace muy feliz que pasen cosas así en el fútbol, ver ejemplos como él, que aman al club, que llevan toda la vida, que hacen lo que sea por el club, y que la gente los ama, pero porque es que no se le puede no amar a Iago Aspas».

También habla Sergi de las particularidades de Pione Sisto más allá de sus grandes cualidades futbolísticas, que también enumera, hablando de su calidad, rapidez y de cómo definía con las dos piernas. «Luego, tenía destellos fuera del campo que te descuadraban un poco. Un día, te aparecía descalzo, sin camiseta, con gafas rojas o amarillas a las tres del mediodía y era en plan: ‘¿Qué está pasando?'. Leía cosas, las ponía en práctica y le daba igual lo que la gente opinara». Y concidió con Emre Mor. «Eran dos personajes buenos, pero de una calidad que dices: 'Si somos capces de epxplicaros el camino, podéis ser los mejores del mundo'. Eran muy superiores».