El carrilero del Celta Fortuna no marcaba desde sus tiempos en el Arsenal y tras superar una triada que le tuvo más de ocho meses fuera del fútbol
01 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Joel López Salguero (Barcelona, 2002) no marcaba desde sus tiempos en el filial del Arsenal. Desde entonces, pasó un año en la Cultural Leonesa, vive su tercera campaña en el Celta Fortuna y la temporada pasada la pasó casi en blanco por mor de una triada en la rodilla izquierda que lo tuvo ocho meses parado. Se rompió el ligamento cruzado anterior, el lateral interno y el menisco interno. El carrilero zurdo volvió a jugar en la recta final del curso pasado y ahora, recuperado por completo, se convierte en uno de los de fijos un filial con acné juvenil. En la pasada jornada, marcó el gol del triunfo sobre el Arenteiro con un zapatazo que ponía fin a más de cuatro años sin celebrar un gol.
«Sentí mucha felicidad viniendo del duro período que tuve el año pasado. Levantamos el partido, que era lo importante», comenta el futbolista del filial, que recuerda de la jugada que «Óscar Marcos abrió a la banda, me dio el pase, la pelota me vino medio botando y la enganché cruzada». El gol sonaba a liberación tras una etapa difícil. «Lo llevé bastante bien gracias a la gente del club, a los compañeros, el staff, los fisios y el doctor Cota, que me apoyó muchísimo durante el proceso y al final se hizo todo más llevadero, pero hubo tiempo para reflexionar sobre muchas cosas. Al final acabé jugando unos 10 partidos, pero fue un año bastante en blanco por culpa de la lesión». Lo que nunca olvidará Joel es el gesto del Celta, que le renovó de un modo casi instantáneo hasta el 2028. «Es un orgullo muy grande que después de lesionarte quieran que te quedes y te ofrezcan la renovación. Me hizo mucha ilusión, la verdad», reconoce.
Aunque catalán de nacimiento y con pasado en canteras tan potentes como la del Barcelona (en la que estuvo hasta los 16 años) y el Arsenal (en donde estuvo cuatro campañas llegando al filial, entrenando con el primer equipo y entrando en una convocatoria de Europa League), no solo en Vigo ha encontrado su lugar, sino que ve a la cantera celeste a la altura de las mejores. «Está en el proceso de no envidiar a ninguna de ellas. Tenemos muy buenos jugadores en la cantera, tenemos muy buenos entrenadores, muy buenos preparadores físicos. Está todo el mundo muy bien preparado y se puede ver con Claudio subiendo al primer equipo y con todos los jugadores rindiendo en Primera», asegura sin titubeos.
López Salguero se encontró en el Celta «una familia». Un clásico argumentado en este caso: «Todo el club está muy unido, la gente de aquí cree muchísimo en la idea del club y en los valores que representa y eso es lo más importante para que crezca».
Ahora, con 23 años, le toca ejercer de padre, como él mismo dice mientras recuerda que nunca jugó con tantos futbolistas menores que él. «Yo nunca había jugado con tanta gente más pequeña, siempre era al revés. En las canteras siempre había gente más mayor y en la Cultu todos eran más mayores. Este año es el rol que toca y ya está», admitiendo incluso el papel de consejero. «Doy algún consejo, pero hay mucha gente del staff técnico que sabe mucho de fútbol y los jugadores son listos y saben a quién escuchar y de quién tienen que aprender».
Y él, que se considera uno más de la casa, no esconde su deseo de llegar al primer equipo. «Todo canterano es subjetivo y su sueño es acabar jugando en el primer equipo del Celta. Si fuera fácil lo harían todos. Es una ilusión que tiene todo el mundo y yo no soy una excepción». Y como todos, no esconde que se ve «con posibilidades, pero igual que muchos más» de su equipo y de la cantera.
Sergi Milà, Arteta y Claudio, sus técnicos de cabecera
Sergi Milà, Mikel Arteta y Claudio Giráldez son los tres entrenadores que más han marcado a Joel López a lo largo de su carrera deportiva. «En Can Barça me marcó, aunque era muy pequeño, Sergi Milà, en los primeros años», comenta el defensor sobre sus técnicos de referencia.
En su etapa en el Arsenal, se encontró con Mikel Arteta. Del vasco le asombró «ver cómo funcionaba, cómo se tomaba el fútbol y cómo entendía todas las situaciones de juego», y cuando llegó a Vigo se cruzó con Claudio Giráldez: «Tácticamente es muy bueno y dentro del vestuario, de puertas para dentro, es muy buen entrenador y tiene todo muy bien hilado con su staff. Esas cosas marcan».
El de O Porriño fue el técnico que colocó como carrilero. «Comencé jugando al fútbol de delantero y luego ya de lateral todos los años. Con Claudio comencé a ser central y carrilero. Me da igual, me adaptó bien. Se parecen todas bastante y al final es aprender y evolucionar como jugador».
Entre Arteta y Giráldez, se cruzó en sus camino la Cultural, donde afrontó una situación que Joel considera clave para su trayectoria: «Era un paso en mi carrera que tenía que dar, sobre todo, para aprender y madurar en muchos aspectos del fútbol y creo que me ayudó mucho. A venir al Celta, entre otras cosas».
Ahora, y superada por completo la lesión, quiere disfrutar del momento dulce que vive el Celta Fortuna, pero sin ninguna confianza: «Hay que tener en cuenta que quedan muchísimos puntos por jugar. Es una tranquilidad porque ves que en el día a día estamos trabajando muy bien, que el equipo cuando toca jugar está enchufado y sabe lo que tiene que hacer. Todos remamos en la misma dirección y eso te hace creer más en el equipo y en todo el proceso».
Además, después de tanto tiempo, sabe que «en Primera RFEF nunca hay años tranquilos», y como sucede habitualmente «hay dos o tres equipos que sabes que van a estar arriba». El Tenerife parece uno de ellos.