
Balaídos, entregado, vibró con la remontada y, antes, con una gran previa
03 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La idea era disfrutar y de ahí no se ha movido nunca Claudio Giráldez. Pero en la víspera de recibir al PAOK, matizó: había que conseguir esa meta primordial compitiendo para ganar, que es la manera en que más disfrutan. Y, esta vez, sí se vio otro Celta que, efectivamente, hizo disfrutar a una afición que siempre está predispuesta poner todo de su parte. La cita deeste jueves, desde tres horas antes del inicio, fue la mejor muestra.
Uno de los cánticos de más reciente incorporación al repertorio del celtismo proclamaba «soño con voltar a Europa». Pero se canta desde mucho antes de que clasificarse para la Europa League fuese una opción real. Ayer, lo veían cumplido en directo más de 20.800 personas, restando los que ya tuvieron oportunidad de estar en Stuttgart. Y cuando se cumple un sueño, la alegría es desbordante. Eso fue lo que se respiró en la previa de Balaídos.
La convocatoria de la coordinadora de la grada de animación, Siareiros Celta Vigo, era para las 18.00, tres horas antes del inicio. Pero no fueron pocos los impacientes que comenzaron incluso antes. Aparte de que era complicado dar unos cuantos pasos por las calles de la ciudad sin cruzarse con alguna elástica del club o bien con un autobús urbano con la bandera celeste, un gesto reservado para las grandes ocasiones.
La tarde comenzó tranquila: aficionados charlando y consumiendo en los bares de los aledaños del estadio mientras algunos tomaban posiciones para el recibimiento al equipo y con la música ya sonando. Pero tras la aparente calma llegó la tormenta en forma de bengalas, botes de humo azul, cánticos para arropar al equipo y euforia generalizada. Nada importaba en ese momento la racha previa y que todavía no se hubiera ganado.
Como se había anunciado, hubo fuegos artificiales que coincidieron en parte con la llegada del equipo. De esta forma, multitud de aficionados siguieron congregados en la calle Eugenio Kraff, pero muchos otros ofrecieron una cálida bienvenida a los jugadores y cuerpo técnico en el momento de dejar el autobús y entrar en un estadio engalanado para la ocasión; tanto dentro, con los distintivos de la Europa League en las gradas, como fuera, con unas nuevas dependencias específicas para la UEFA decoradas con imágenes de Mostovoi, Karpin y Iago Aspas defendiendo la celeste en torneo continental.
Había celtistas de todas las edades y camisetas de todos los colores. Porque, con el celeste predominando, hay cabida en gran medida para las elásticas negras de Oliveira dos cen anos, para las rosas de la tercera equipación de este año o incluso para la naranja de la temporada anterior. Con un mismo escudo al que niños y ancianos disfrutaban de volver a ver, o de hacerlo por primera vez, en Europa.
Ya en el estadio, y aunque no faltaron las colas, uno de los momentos más esperados era el de escuchar el himno de la Europa League. Pero antes, sonaba la Oliveira, siempre especial y más, de noche y con un estadio lleno. Dos momentos cumbre con un estadio entregado y durante los que desde animación se mostró un mensaje: «Os tempos son chegados. Galiza volta a Europa».
Esa entrega por parte del estadio fue una constante. Pese a que hubiera que comenzar contracorriente. Celebró el celtismo el sexto gol de Borja Iglesias en seis partidos, pero previamente, justo antes del descanso, el primero del curso de su gran leyenda, Iago Aspas. Después de que Williot Swedberg se sumara a la fiesta con el 3-1, con suspense y VAR, sonó la Rianxeira. Y al acabar, otra Oliveira y una gran celebración conjunta de plantilla e hinchada. Sueños cumplidos.
Equipo e afección, XUNTOS! ? pic.twitter.com/d1sLg12r5q
— Celta (@RCCelta) October 2, 2025