El enésimo «tenía que ser él»

M. V. F. / Pedro Rodríguez VIGO

GRADA DE RÍO

M.Moralejo

Iago Aspas celebra su récord histórico de 534 partidos con el Celta anotando un gol y recibiendo un emotivo homenaje tras el choque

24 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Un buen puñado de los 534 que han disputado han sido «el partido de Iago Aspas». Desde los más inesperados, como aquel debut en Balaídos con doblete al Alavés antes de cumplir los 22 años que él siempre recuerda como uno de sus días especiales, hasta otros como el de la noche de este jueves, cuando todo indicaba que, como tantas veces se ha dicho con sus hazañas, «tenía que ser él».

El capitán y mayor leyenda de la historia del Celta se convertía en el jugador con más partidos disputados en los 102 años de existencia de la entidad. Él, hombre de palabra, que había dicho que lucharía por traer de vuelta al club de sus amores a Europa y lo hizo; el que declaró en cada renovación que quería batir todos los récords posibles, se muestra incansable en la tarea por mucho que pasen los años. Y sopló el 1 de agosto 38 velas.

Giráldez había avanzado que jugaría, sin aclarar que sería de inicio, como sucedió, y el homenaje que se le había preparado era el indicio inequívoco de que participaría. El tributo comenzó con el tifo de cuando había alcanzado los 500 partidos y con un brazalete conmemorativo. Después, fue su turno, con un gol a los dos minutos y un nuevo ejercicio del todocampismo. Otra actuación memorable.

Pero para que la noche fuera redonda, había que ganar. Él puso todo de su parte, la expulsión de Clauss ayudó y una acción de Borja Iglesias que acabó con el balón en el fondo de la red supuso el 2-1. Quedaba el fin de fiesta, el espectáculo aéreo de drones que había anunciado el club.

Muchos se habían quejado del horario, pero estaban avisados de que no había que moverse y fueron los menos los que lo hicieron. Tampoco faltaron su mujer e hijos. «O príncipe comenzaba a facer méritos para converterse en rei». Hace tiempo que reina y dejó un mensaje tras expresar que no tenía palabras para transmitir lo que estaba sintiendo: «Aínda que isto pareza unha despedida, aínda me quedan seis meses de contrato para seguir desfrutando con vós».

El capitán se situó en el centro. Todo un estadio mirándolo como tantas otras veces. El recuerdo de sus palabras de niño: «O meu soño é xogar no Celta dos maiores». De ahí, a los 534 partidos. Manolo aplaudía en el palco al otro vecino de O Morrazo que le quitó su récord. Drones iluminaba el cielo. Iago, besando el escudo. Iago, contra el Alavés. Un avión volando. Se iba y sabía que volvería. 2015, su vuelta. Aquellas palabras en Old Trafford. A Nosa Reconquista. Su gol en Getafe: «Tenía que ser él».

Iago y el celtismo vivieron ayer sus últimos 17 años de historia. Crecieron de la mano. Había mayores con lágrimas en los ojos en la gradas. Niños que solo conocen al Celta con los goles de Iago. El héroe de Balaídos agradeció a sus padres por su esfuerzo por llevarlo ahí, a su familia, la de sangre y la celeste, y a una afición con la que se juntó al final. Vendrán más noches de su magia.