Veinte de los colectivos celtistas actuales llevan el nombre de jugadores, exjugadores, entrenadores y demás trabajadores del club
30 jul 2015 . Actualizado a las 12:46 h.Una de las primeras decisiones que tiene que tomar un grupo de aficionados cuando pone en marcha una peña es el nombre por el que va a ser conocida. Lo más habitual -sobre todo en las no viguesas- es echar mano del municipio o el barrio donde se asientan, pero otros optan por declaraciones de intenciones (Sobran os motivos, Sempre co Celta), por palabras clave en la identidad del club (Afouteza) o por teñir de celeste lo que se ponga por delante (Lechuzas, Centolos, Teixugos, Morriña...). Otra opción, que es a la que han recurrido veinte de las que actualmente están activas, es ser bautizadas con el nombre de una persona, de un ídolo del celtismo.
Hasta cuatro jugadores del primer equipo cuentan actualmente con peñas celtistas en sus respectivas localidades de nacimiento. Y se da la circunstancia de que todos ellos son canteranos. Se trata de Iago Aspas, en Moaña; Sergio Álvarez, en Catoira; Hugo Mallo, en Marín y Rubén Blanco, en Mos. Hasta hace poco Larrivey contaba con As Larriveyras, un colectivo no federado que ya había advertido que apoyarían al argentino «mientras estuviera en el Celta, luego ya no».
Más allá de los futbolistas, hay otras personas que lo fueron y que, ya retirados, siguen vinculados al club y mantienen sus simpatías entre los peñistas. El caso más representativo es el del actual delegado, Vlado Gudelj, que de hecho cuenta con dos agrupaciones celtistas que llevan su nombre, una viguesa y la otra con sede en A Rúa. Además, Mario Bermejo -hoy miembro de la dirección técnica- inspiró Súper Mario Celeste, la más reciente que se ha creado en honor de un futbolista no formado en A Madroa exceptuando a la de Natxo Insa. Y el doctor Cota es probablemente uno de los pocos médicos con peña propia, en su caso radicada en su A Estrada natal.
Normalmente los colectivos de aficionados se forman cuando el profesional al que homenajean forma parte del club, pero en los últimos tiempos ha habido algunos casos en los que ha ocurrido a posteriori. Así, tanto la agrupación que lleva el nombre de Jorge Otero como Sempre Pahiño se constituyeron mucho después de que los jugadores dejaran de vestir la camiseta celeste, pues ambas fueron inauguradas en el último lustro. También sigue activa en Domaio la peña dedicada a uno de los grandes capitanes de la historia celeste, Vicente.
Otros futbolistas que dejaron la huella suficiente en el celtismo como para que sus peñas se hayan mantenido más allá de su etapa viguesa son Fran Caínzos (Cangas), Dani Abalo (Vilagarcía), Pablo Coira (Pontevedra), Quinocho (Vigo), Sergio Ortega (Vigo) y Alvelo (Ribeira). Más mérito tiene seguramente que sobreviva la única peña actual dedicada a un técnico con permiso de la de Ramón Carnero: Fernando Vázquez. La nómina se completa con la Peña Alvarito.
A lo largo de los años ha habido otras peñas de jugadores que no han sobrevivido o bien al paso del tiempo o a sus marchas del club. Es el caso, por ejemplo, de la de simpatizantes de Djorovic, condenada a la desaparición cuando se fue al eterno rival. Porque como comentaba hace poco Canteira Celtista a Grada de Río, «nunca sabes onde vai acabar un xogador no futuro». De ahí que ellos optaran por una vía intermedia: apoyar a la base en su conjunto. Porque, con un nombre o con otro y al margen de las discrepancias en los ídolos, lo básico de todas es compartido: el celtismo.