El sevillano repasa sus cinco temporadas en el Celta y analiza el momento actual del club
14 oct 2015 . Actualizado a las 11:44 h.Juan Velasco (Dos Hermanas, 1977) no titubea a la hora de admitir que su etapa céltica fue la mejor de su carrera deportiva. Cinco años con el peor desenlace posible -el descenso del 2004, en la misma temporada en la que el club jugaba por primera vez la Champions- de los que guarda, pese a todo, «maravillosos recuerdos» y un cariño especial por el Celta en el que no han hecho mella los años. Es su segundo equipo tras el Sevilla y el que les pone a todos de acuerdo en una casa donde su mujer es bética y uno de sus hijos, madridista. No se pierde ni un partido de un conjunto por cuyos éxitos se alegra más si cabe sabiendo que su excompañero Berizzo es quien se sienta en el banquillo.
-Pasó cinco temporadas en Vigo. ¿Qué huella le dejaron?
-La verdad es que fueron años muy bonitos, tanto en lo personal como en lo deportivo. Solo quedaron empañados por el descenso del último año. El tener que vivir aquella temporada agridulce en la que estábamos haciendo un buen papel en Champions al mismo tiempo que nos hundíamos en la liga para acabar descendiendo me marcó mucho también.
-Su etapa céltica comenzaba en 1999. ¿Qué le decidió a fichar?
-Estaba en Sevilla, en las categorías inferiores desde pequeñito y había sido el equipo de mi vida. Pero entonces el club atravesaba momentos mucho más complicados que los vividos en esta última época y era frecuente que los canteranos saliéramos, porque además tradicionalmente siempre ha sido un club vendedor. Apareció la oferta del Celta, me llamó Víctor (Fernández) y coincidíamos en que era un proyecto ilusionante y bonito, así que no me costó nada tomar la decisión y nunca me he arrepentido.
«Meterle siete a todo un Benfica fue un momento mágico»
-Formó parte del equipo en algunas de las gestas europeas más recordadas. ¿Cuál le marcó más en el terreno individual?
-No sabría decirte un único momento. Hemos vivido tantos partidos tan bonitos... Quizá el día del Benfica en Balaídos es el que más se me viene a la cabeza, porque fue un gustazo poder disputar aquel encuentro, con el fútbol que desplegó el equipo y meterle siete a todo un Benfica que tenía muchísimos aficionados en la grada ese día. Fue un momento mágico para nuestra gente, para los jugadores y para todo el club. Después, en lo personal tengo que quedarme de aquellos años con la llamada de la selección nacional, que es algo que a cualquier futbolista le ilusiona y que me llegó estando en Vigo.
-¿Qué significaron aquellas internacionalidades?
-Me cogió jovencillo la llamada de Camacho y fueron momentos inolvidables. Estuve dos años y algo yendo y todo lo vivido es imborrable.
-¿Diría que sus años de celeste fueron los mejores de su carrera?
-Sí, sin duda. Creo que es algo bastante fácil de analizar. Ya ahí tuve alguna lesión en la espalda que me hizo estar un tiempo parado y que provocó que en los últimos años de mi carrera tuviera más dificultades deportivamente hablando. Los años en Vigo fueron los más importantes de mi carrera.
-Marcó un único gol. ¿Lo recuerda?
-Sí, contra el Valencia. Cerré los ojos, le di y salió bien, acerté (risas). Tampoco le di mucha importancia porque mi papel no era ese, mi mayor logro nunca iba a ser hacer goles. Siempre fui un jugador de equipo, que aportaba a nivel táctico y de inicio del juego. Trataba de ayudar en todo lo que podía a los compañeros y entrenadores que tuve.
«El equipo no estaba hecho para estar abajo y no supimos convivir con esa situación»
-En la parte negativa, supongo que se queda con aquel descenso del 2004 que mencionaba antes. ¿Qué les pasó para vivir ese contraste de pasar de jugar Champions a perder la categoría?
-Fue el peor momento, claramente. Era un vestuario con muchísimos internacionales, que estaba haciendo un buen papel en Champions y mientras, en la liga como que te vas diciendo que hay margen para salir de abajo. Pero era un equipo que no estaba hecho para convivir con esa situación, sino para estar arriba, y no supimos sacarlo a flote. Es difícil explicar lo que nos ocurrió, porque si analizas jugador por jugador, había calidad para no haber descendido ni mucho menos. De hecho, como decía, lo demostramos en competición europea. Aunque no era un vestuario complicado, siempre surge algún problema interno, se contagia y por inercia acabas así.
-De no ser por el descenso, ¿hubiera existido alguna posibilidad de prolongar su etapa en Vigo?
-Nunca se sabe. Sin duda estaba bien considerado, tenía peso en el vestuario y estando a gusto en la ciudad y en el club como estaba, perfectamente podría haber continuado. Pero me llegó la oferta del Atlético, un equipo también potente, y en la capital, más cerca de Sevilla. Tienes que verte en la situación para decidir.
-Destacaba la calidad individual. ¿Cuál es para usted el mejor futbolista con el que compartió vestuario en el Celta?
-No podría quedarme con uno único, porque había muy buenos jugadores. Mostovoi era impresionante, y Karpin un futbolista muy regular en su rendimiento. También estaba Gustavo López en su pico alto o Revivo, que técnicamente era exquisito. Tuve la suerte de coincidir con muchos grandes nombres.
«A Berizzo le gustaba mucho hablar de fútbol y era un gran compañero»
-Entre ellos también estaba Berizzo. ¿Se lo imaginaba entonces entrenando?
-Sí, era un fatigas, argentino, le gustaba hablar, técnicamente tenía muy buena salida de balón, era sociable, veterano. Creo recordar que llegó en un mercado de invierno y se adaptó rápidamente por sus conocimientos de jerarquía dentro del campo. Le encantaba hablar de fútbol y ayudar al resto, era un gran compañero. Estuve con él el año pasado en el entrenamiento que hizo el Celta en la ciudad deportiva del Sevilla y me alegro mucho de que le esté yendo bien.
«Quienes me conocen saben que mantengo un sentimiento muy fuerte por el Celta»
-¿Y al club le sigue uniendo algún sentimiento o simpatía en la actualidad?
-En este tipo de cosas siempre quedas bien diciendo que sí. Pero en casa mi mujer y mis niños, que son los que más me conocen, saben que es cierto, que mantengo un sentimiento fuerte por el Celta. Es nuestro segundo equipo desde mi paso por Vigo. Además, es el que nos pone de acuerdo, porque mi mujer es bética y mi hijo mayor, del Madrid. Siempre deseamos que le vaya bien en cada partido porque hemos dejado allí muy buenos recuerdos.
-¿Suelen regresar a la ciudad?
-Tratamos de ir cada año, porque los padrinos de mi hijo mediano son de Vigo. Este verano no hemos podido porque hemos vuelto a ser papás de un niño que cumple ahora cuatro meses y hemos preferido no viajar. Pero nos gusta ir mucho, siempre que podemos.
-¿Ve similitudes entre aquel Celta al que perteneció y el actual?
-Creo que desde entonces, en líneas generales, se ha mantenido la filosofía y la identidad de juego, la apuesta por entrenadores a los que les gusta el buen trato de balón. Eso atrae a la gente y la hace disfrutar de muy buenos momentos. El Celta del Toto ahora está dando un gran nivel y en su momento, cuando yo formaba parte de la plantilla, fueron temporadas de gran fútbol y unos años maravillosos. La comunión que había entonces con la afición creo que también se ha recuperado.
-¿Considera factible un nuevo Celta europeo?
-Sí, al menos le veo peleando por ello. Cuando tú haces la planificación inicial y compones el equipo te marcas un objetivo que muchas veces durante la temporada se debe modificar. Pienso que lo de no sufrir es un objetivo en este caso de cara a la galería, y está claro que no pasar apuros es lo más interesante. Pero lo más real me parece que es estar luchando por los puestos europeos. Sería la evolución lógica en un club con una cultura muy arraigada de toque de balón, de dinamismo, con protagonismo para el colectivo y a la que cada entrenador le ha ido dando su matiz.
«La salvación es el objetivo de cara a la galería, pero lo más real es que luchen por puestos europeos»
-¿Qué jugadores le llaman la atención de la actual plantilla?
-En el fútbol lo que más vende siempre es lo ofensivo, el gol. Ahí el Celta tiene excelentes jugadores en el uno contra uno que te abren bandas como Nolito u Orellana, y luego por dentro la vuelta a casa de Aspas está sentando muy bien tanto a él como al equipo. Después me ha sorprendido Wass, un centrocampista al que no conocía pero que está ofreciendo un rendimiento muy importante, incluso con llegada. A nivel defensivo se mantiene un bloque que está resultando muy bien, con Jonny y Mallo en los laterales que son rápidos, se prodigan en ataque y dan desahogo y salida al conjunto. Al final, cuando el conjunto va bien, en lo individual resulta más fácil.
-Ha entrenado a varios equipos. ¿Cuál es el presente profesional de Velasco?
-Ahora mismo estamos en fase de firmar un contrato con una empresa de representación para encaminar mi carrera como técnico y salir fuera. Posiblemente haya noticias de aquí a un mes. He estado en Arabia Saudí, en Jerez, en el fútbol base de mi ciudad, Dos Hermanas, y ahora me motiva más el mundo profesional.