El celtista japonés visita Vigo por tercera vez, la primera como socio de Celtas do Verdugo después de que La Voz publicara su historia
30 dic 2015 . Actualizado a las 11:17 h.El celtista japonés Hidetoshi Mori, Toshiño, cuya historia dio a conocer La Voz el año pasado, visita estos días Vigo por tercera vez -había estado en la ciudad en el 2001 y en el 2011-. Su estancia en Galicia, que se prolongará durante varios días más, le permitirá presenciar el Celta-Athletic del miércoles, uno de los principales objetivos del viaje, así como acudir a un entrenamiento en A Madroa.
Pero, aunque Toshiño ya conocía Vigo y Balaídos, en esta ocasión está siendo completamente diferente para él. La culpa la tienen los integrantes del colectivo celtista de Ponte Caldelas Celtas do Verdugo, que fueron precisamente los que le bautizaron con ese apelativo cariñoso que surge de la galleguización de su nombre. A raíz de leer su historia en La Voz, los peñistas le hicieron socio del colectivo, llegando incluso a facilitarle el carné que le acredita como tal, así como varios distintivos de la peña.
«Las veces anteriores había venido solo, sin conocer a nadie. Comía solo, iba a los partidos solo... Estaba bien, pero ahora está siendo todo mucho más divertido», comentaba ayer en su visita a la redacción de La Voz en Vigo, acompañado de los miembros de la peña Bruno, Cholo y Graciela y de la persona que ejerció de traductora durante toda la jornada, María.
Todos ellos, junto con más peñistas, recibieron a Toshiño ayer en Peinador con una sorpresa muy especial: una camiseta firmada por la plantilla del Celta y gentileza del club. «La reacción fue increíble, se quedó sorprendidísimo mirando las firmas, no se lo esperaba para nada», comentaba Bruno. Lo confirmaba el propio Toshiño por boca María: «Me puse muy contento al ver la camiseta y tanta gente pendiente de mí. No me conocían y es un gran detalle que me hayan hecho miembro de la peña. Me siento feliz y les estoy muy agradecido. Es increíble estar aquí».
Del aeropuerto emprendieron el viaje hacia Ponte Caldelas, donde dieron un paseo por la ciudad, fueron recibidos por el alcalde y luego se fueron a comer un buen cocido que «le encantó». Durante la comida, Mori incidió en el que sigue siendo su empeño: aprovechar estos días para formalizar su alta como socio, una gran aspiración suya que viene de atrás. Desde el club le van a dar todas las facilidades posibles y también le han invitado a presenciar el choque contra el Athletic de hoy en el palco -una sorpresa que se mantendrá en secreto hasta el último momento-.
Hidetoshi asegura que, aparte de tener la ocasión de vivir el celtismo de cerca como en ocasiones anteriores, lo que más está disfrutando es el carácter de los gallegos. «Es más abierto, más pasional, más vivo. Lo estoy disfrutando mucho», celebraba. El idioma es el principal escollo, salvable incluso sin traductor. «Usamos los gestos, aparte de que él sabe algunas palabras en español. Conoce a todos los jugadores y, por ejemplo, al decirle 'Jonny' responde 'cantera'». Le tienen en su grupo de WhatsApp de Celtas do Verdugo y «aunque a veces tarda porque necesita usar el tradcutor, siempre responde».
Los integrantes de la peña llevaban tiempo preparando con mimo y algunos nervios una experiencia que estaban convencidos de que sería única. Y no se equivocaban. Hoy llevarán a su miembro más exótico -tienen otros en el extranjero, pero todos emigrantes- a vivir la previa en Balaídos y esperan que esto sea el principio de un fuerte vínculo entre Hidetoshi y Celtas do Verdugo, y no solo, como concluye Cholo: «Esperamos que sea la base para establecer relación entre su vida y la nuestra, poder hacer al Celta más internacional y también que el equipo sea el nexo para a partir de ahí conocer las respectivas culturas e intercambiar impresiones de diferentes estilos de vida». Ayer dieron un primer gran paso.
Hidetoshi, de 38 años, comenzó a seguir al Celta a raíz de la fascinación que sintió por Mazinho en el Mundial de 1994. El posterior fichaje del brasileño por el equipo fue lo que le llevó a interesarse por el equipo, hasta el punto de que actualmente no se piede detalle de los partidos ni de la actualidad del club gracias a Internet. Lo que no ha logrado es contagiar a su famlia y amigos. «Soy un caso extraño. Mis amigos no conocen al Celta, pero me da igual», comentaba a este periódico en abril del 2014. Ya este mismo año expresaba que quería convertirse en abonado para así ser «un celtista de verdad», el sueño que está punto de conseguir.