El colectivo vigués, formado el curso pasado, asegura que nació para rendir culto al ritual que precede a cada partido del Celta
19 ene 2016 . Actualizado a las 10:37 h.La mejor descripción de lo que es la peña celtista La Previa -camino de dos años de vida- seguramente sea la que han plasmado en su perfil de Facebook: «¿Qué es lo más importante del fútbol? ¿Ganar? ¿Acaso jugar bien? ¡Qué tontería! ¡Mariconadas! Lo más importante del fútbol es LA PREVIA. El mejor momento, donde todo puede pasar. Cada quince días, llueva o haga sol, nos juntamos los de siempre, ahí todo puede pasar y no existe nada más». La peña es, añaden, «una conjura, una fiesta, una familia que rinde culto al ritual de la concentración del pre-partido, la pasión celeste, el fubol de salón, el ambiente...».
Se trata de una de las peñas celtistas de más reciente creación que existen. Pero, como suele ocurrir en estos casos, el celtismo de sus miembros no es nada nuevo, sino que viene de atrás con la diferencia de que decidieron dar un paso más y constituirse como peña. Sus componentes son un grupo de «amigos de toda la vida», cuenta uno de ellos, Álvaro Torras, que profundiza en la definición de antes. «Somos un grupo de amigos de siempre al que se han ido sumando otros amigos, primos, hermanos y familia en general», comenta Torras.
Fue en la temporada pasada, 2014/2015. «Éramos todos de Río Alto y pensamos por qué no sentarnos juntos y hacer que la previa que vivimos antes de los partidos fuera realmente La Previa», recuerda. Porque el nombre escogido no requiere muchas explicaciones. «Pasamos tres o cuatro horas de previa, más que el tiempo que dura el propio partido, así que qué mejor nombre que ese». Y sus previas, precisamente, las realizan siempre en un sitio fijo donde coinciden, además, con otros celtistas y peñistas. «Nos reunimos siempre antes de los partidos en Don Balón -su sede «entre comillas», dice-, y de hecho nuestro escudo lleva la palmera por la que había allí, pero que ya no está», señala.
El grueso de los miembros está entre los 25 y los 40 años, si bien cuentan incluso con un bebé recién nacido, el benjamín, hijo de una pareja de socios que han querido que su pequeño pueda presumir de ser abonado del Celta desde el primer día, literalmente. De los diez que que eran inicialmente han pasado a rondar el medio centenar, muchos de Vigo, pero no solo. «Yo vivo en Madrid y tenemos también un sudafricano, dos franceses, un nigeirano y dos chilenas», enumera. La mayoría «amigos de amigos» entre los que figura, asimismo, el escritor Domingo Villar.
La mayoría son abonados que viven los partidos del Celta como local desde en sus asientos de Balaídos, mientras que para los partidos de fuera prefieren reunirse en el centro de la ciudad. Eso, si no viajan. «Por ahora solo organizamos un viaje, al derbi -con gran éxito, pues no tardaron nada en agotar las plazas disponibles-, pero ya tenemos en mente repetir con el desplazamiento a Bilbao», adelanta.
Torras define a su peña como «tranquila» a la hora de organizar eventos y actividades -lo cual no quiere decir que no las promuevan-, pero también compuesta por aficionados fieles y con años de abonados a sus espaldas. «Yo en concreto conozco a gente de prácticamente todas las peñas y tenemos muy buena relación. Llevamos mucho tiempo moviéndonos entre el celtismo», indica. Una de las que mantiene un vínculo más estrecho con ellos es otra de las de reciente creación, la también viguesa Porcos Celtas.
Este primer año de la peña ha sido, califica el integrante de La Previa, «impresionante». «Somos un grupo de amigos muy buenos amigos entre sí y muy celtistas que nos volcamos en animar al máximo». Solo un año de voda a sus espaldas, pero con la vocación de ir cumpliendo muchos más.