La peña viguesa surgió como un colectivo familiar nutrido de abonados que presumen de antigüedad y de pasión por el equipo
15 mar 2016 . Actualizado a las 13:08 h.Con un nombre que supone en sí mismo toda una declaración de intenciones nació hace justo 20 años -el 6 de marzo de 1996- la peña celtista Sempre co Celta. Una declaración de intenciones que sus integrantes, que actualmente rondan el medio centenar, han cumplido a rajatabla durante todos estos años en los que han arropado tanto al EuroCelta como al equipo que militó en Segunda durante cinco años consecutivos no hace tanto.
«Nos juntamos un grupo de amigos, algunos que veníamos de otras peñas y otros que no. Quisimos formar una nueva muy familiar», comenta la tesorera del colectivo -asegura que van rotando entre unos cuantos para «no agobiarse»- y en su día presidenta de la Federación de Peñas del Celta, con la que sigue colaborando siempre que puede, Begoña Vázquez. Asegura que huyeron del nombre de algún jugador porque «hoy están y mañana no», frente a lo cual querían «algo que perdurara» y que les definiera por encima de que unos vengan y otros se marchen.
Tienen en común con cualquier peña el hecho de ser celtistas acérrimos, pero con la veteranía como grado del que pueden presumir el grueso de ellos. «Estamos en la línea de cualquier peña, pero sí que es cierto que somos gente muy fiel, socios de muchos años, una peña muy familiar donde la mayoría llevamos los 20 años desde que empezamos», subraya. Las altas son siempre gente de su círculo, amigos o nuevos miembros de las familias. «Tenemos unos cuantos niños de 5 a 10 años que esperamos que sean el futuro de la peña», dice. En el extremo opuesto, su abuela, de más de 90 años. «No es abonada desde que dejó de poder subir las escaleras de Marcador, pero sigue participando en actividades de la peña».
Entre esas actividades están los viajes, a los que son asiduos. «Hay un grupo, sobre la mitad de la peña, que suele ir a casi todos los desplazamientos. Luego hacemos un par de cenas al año, en Navidad y a final de temporada, y también una xuntanza al principio de la temporada, antes de la asamblea donde decidimos un poco lo que vamos a hacer ese año», señala. Muchas de esas reuniones son en su sede, la cafetería París, «un punto de encuentro» que tienen a su disposición siempre que lo necesitan.
Como peña veterana, han visto nacer y morir a muchos colectivos celtistas. En su caso, el núcleo de Sempre co Celta -la mayoría de Vigo, también algunos de Nigrán, Moaña, Ponteareas u otras localidades cercanas- ha estado ahí siempre con independencia de los resultados deportivos. Pero Begoña entiende que no todo el mundo lo viva así. «Siempre ocurre que cuando el equipo está en una línea buena la gente está más eufórica, con más ilusión. Pero eso es bueno, aunque algunas desaparezcan, otras quedan y el celtismo se va renovando», valora. Entre aquellas con las que mantienen más relación están Carcamáns, Rikitrí o la Peña Gudelj, que acaba de celebrar su aniversario.
Tienen sus propios polos o mochilas, entre otros artículos de merchandising con el logo de la peña con los que les gusta identificarse y presumen de tener entre sus socios a los padres de Borja Oubiña y al propio exfutbolista, junto con Gudelj, como socio de honor de una agrupación que ya ha cumplido los 20 años, pero que ha pospuesto la celebración hasta el final de la temporada: «Ojalá podamos celebrar el aniversario con una alegría mayor...».