Esta peña viguesa nacida en el 2004 reúne a miembros de cuatro generaciones
24 abr 2016 . Actualizado a las 13:45 h.Son muchas la peñas celtistas que aseguran que son como una familia. Pero en el caso de Centro Celeste es prácticamente literal, como cuenta su presidente, Valentín Barcia. «Éramos, como digo yo, una unidad familiar de sobrinos, cuñados, padres e hijos a los que nos gustaba el Celta y que íbamos a los partidos. La idea de formar la peña fue más que nada por los chavales, me animé a hablar con la gente y lo sacamos adelante». Esto fue en el año 2004 y actualmente a esa familia se han sumado únicamente amigos muy cercanos sin pasar del medio centenar. No han querido perder la esencia de un colectivo donde caben cuatro generaciones partiendo de los bisabuelos.
El nombre de la peña responde a que el grueso de esta familia celtista vive en la zona centro de Vigo. «Aunque las cartas llegan a mi casa, justo al lado está la cafetería Cortés, que el dueño es el tesorero y ahí es donde nos reunimos», revela. Recientemente tuvieron una pulpada allí, pero como no cobran cuota anual, sus eventos dependen en gran medida, aunque suene raro, de la fortuna. «Todas las semanas hacemos la porra, bonoloto, primitiva y quiniela, así que cuando toca algo aprovechamos para organizar alguna comida o cena y animar a la gente», comenta.
El otro lugar de encuentro al margen de la sede es, cómo no, el estadio de Balaídos. El grueso de los peñistas son abonados del club y la mayoría se ubican en las gradas de Marcador y Gol, si bien cuentan con algún que otro representante en Río. «Somos gente muy futbolera y seguidores del Celta de siempre», recalca Valentín. Y futboleros no solo a la hora de ver los partidos de su equipo, sino también de jugar. «Últimamente nos animamos menos a eso, pero un año fuimos campeones y otro subcampeones del torneo de peñas de fútbol 11 de la Federación», rememora orgulloso.
También son habituales de los desplazamientos con el equipo. Centro Celeste estuvo en Gijón y ahora ya piensan en Bilbao. Pero eso se lo dejan a los más jóvenes de la peña. «Mis sobrinos son los que más se animan con esas cosas, se mueven más que los que ya vamos siendo más mayores», confiesa. Y eso que en caso de que se confirme la clasificación europea, ya han empezado a plantearse ir un poco más allá. «Hubo gente de la peña que estuvo en partidos del Liverpool y en esa pulpada del otro día ya salió el tema de que si nos tocara algún rival de Inglaterra o Italia en caso de clasificarnos nos gustaría estar. Sería muy bonito».
Esa posible clasificación europea sería un premio que saborearían de manera especial al ser una de esas peñas incombustibles que vivieron la etapa de Segunda con la misma fidelidad de siempre. «De Segunda y casi de Segunda B, ¡que vaya susto en el 2009! Vivimos momentos de todo tipo, pero aquí seguimos. Sobre todo me gustaría destacar nuestro agradecimiento a Mouriño por todo lo que ha hecho por este club».
A título personal, el momento más complicado que recuerda para el Celta es la crisis de los avales, pero la peña nació tiempo después y ya oficializados como familia peñista celtista, los años de Segunda fueron los más complejos. En el otro extremo, y pese a haber sido testigos de las participaciones europeas más recientes, tiene claro con qué se queda: «No soy nada de meter al Deportivo, pero esa salvación del 4 % con ellos bajando fue un momento especial», admite.
Reconoce también Valentín que presidir una peña da más trabajo de lo que parece desde fuera, pero merece la pena. «Hay que estar pendiente de muchas cosas y noto que la juventud, al menos en nuestra peña, es mucho de ir al fútbol, animar y estar de cuchipandi, pero de organizar no tanto. Así que cuando me canse yo no sé si habrá relevo», expresa. De momento no hay de qué preocuparse. «Me gusta tanto el Celta que lo llevo muy bien», celebra.
Además, recalca la importancia de la proliferación de nuevas peñas celtistas en los últimos años que han revitalizado la afición y que la han hecho más fuerte. «Es una gran noticia para todos, porque han entrado con fuerza y se percibe que movilizan a mucha gente y son capaces de hacer cosas. Dan mucho colorido la grada y le han dado otro aire», constata. Ellos, por su parte, siempre están «ahí para colaborar en lo que pidan, para lo que haga falta».