Gudelj, «celtismo en su máxima expresión»

M. V. F. VIGO

ZONA CELESTE

La afición retrata al exjugador y actual delegado, un «vigués y celtista nacido en Bosnia» y mito de la afición celeste

27 dic 2016 . Actualizado a las 18:49 h.

«Gudelj significa celtismo en su máxima expresión». Así de claro manifiesta Óscar González, presidente de Hordas Celestes, lo que se le viene a la cabeza si se le habla del exfutbolista, que hoy cumple 50 años. «No tuvo la excelencia futbolística de jugadores como Mostovoi,Gustavo o Mazinho. Pero sin duda es un referente por aportación y carisma.Un vigués y un celtista nacido en Bosnia, referencia de una generación y uno de los nuestros», continúa.

A cualquier aficionado del Celta se le acumulan los elogios para el actual delegado. Pero de una manera especial para quienes hace 25 años decidieron que su peña llevara el nombre del jugador. «Hai moitos bos xogadores, pero só con iso é difícil deixar pegada. O que el ten a maiores é que unha boa persoa, humilde, honrado e que nunca ten un non por resposta», recalca Joaquín Macías, de su peña de A Rúa. El gran recuerdo que dejó en su día ha hecho, destaca, que aquellos que no le vieron jugar le idolatren igual que quienes sí lo hicieron. «Os nenos celtistas de hoxe quéreno e pídenlle fotos coma os de antes», destaca.

Entre los niños de ayer estaba Filipe Abalde, del Colectivo Nós. Llegó a coleccionar todo lo que se publicaba sobre Vlado y caía en sus manos. Hasta que un día quiso que fuera él el destinatario de aquellos tesoros. Aunque conserva algunos. «Cheguei a ter como 2.000 fotos algunhas de grupo, e poñía unha cruz onde estaba el. Foi o meu ídolo desde os 14 ou 16 anos e logo tiven a sorte de traballar con el nun campus do Celta. ¡Traballando co meu ídolo!», recuerda con emoción. Mucho antes pudo recibir como regalo su camiseta. «Empaticei moito con el e coas súas circunstancias persoais», señala incidiendo en los momentos complicados que también pasó en Vigo.

Y si Filipe aún cuenta incrédulo que trabajó al lado de Vlado, a Javier López, de Norte Celeste, le ocurre lo mismo con una llamada telefónica. «Cuando suspendieron un acto de la peña me llamó por teléfono él mismo: ‘Hola, Javier, Soy Vlado Gudelj'. Imagínate. Uno de tus ídolos de la adolescencia llamándote por teléfono». Su primer recuerdo es de la temporada que llegó. «Era un desconocido, pero desde el primer día empezó a meter goles y me ganó enseguida. Escuchar por la radio 'gol del Celta' era casi sinónimo de 'gol de Gudelj'. Recuerdo cuando hablaban en las radios locales y nacionales refiriéndose a él como 'el armario Gudelj'. Pudimos comprobar que detrás de ese 'armario' se esconde una persona entrañable, aunque ya lo sabíamos».

Desde Terra Celeste, su presidenta, Reyes Álvarez, se retrotrae hasta el final de sus años como jugador celeste. «Jamás olvidaremos cuando se fue al Compos y se despidió entre lágrimas, aquel día lloramos todos. Si como jugador fue un grande, como persona lo es todavía más y no lo decimos solo por su altura que también», señala divertida. Javier también menciona su adiós -temporal- a la ciudad: «La época dorada del Celta coincidió con el final de su vida deportiva en Vigo y que creo que fue un gran colofón a su etapa en el Celta con la clasificación para la UEFA después de casi 30 años sin conseguirla».

Óscar se fija también en su trayectoria, en cómo su crecimiento fue de la mano del del club. «El jugador que mejor refleja la transformación de equipo ascensor a equipo europeo que jugó finales de Copa del Rey. Con una historia personal complicada escapando de la guerra de su país se hizo querer y se metió al celtismo en el bolsillo desde el minuto uno», analiza. Javier Bastos, de Zoqueiros, aprecia que «era un nueve que muchos equipos pequeños como el Celta no se podían permitir. Hasta que llegó el dinero al mundo del fútbol y entre los años que cumplía y el nivel de los jugadores que adquiría el club se tuvo que ir».

Algunos, como Sergio Cortés, de la Peña Alcoyana, le deben a Vlado su celtismo. «Para mí es un ídolo, el motivo por el cual me hice celtista. Una vez que ha tenido la oportunidad de conocerle en las distancias cortas no ha podido más que reafirmarse en que se trata de «una grandísima persona». Coincide Gustavo Campos, de Bueu Celeste: «Solo se pueden comentar cosas buenas de él. Fue el referene de los 90. Llegó en Segunda y se fue con el equipo en Europa». Los goles suyos que más recuerda son el hattrick al Real Madrid en el 97 en la última jornada que salvaba al equipo de bajar a Segunda y en el 98 el gol al Mérida que certificaba el pase a competición europea 25 años después. «Ahora como delegado, está realizando un magnífico trabajo, refrendado como mejor delegado en la temporada 2012/2013».

Más allá de lo futbolístico, repiten todos, queda su calidad humana, algo que agradecen en su actual papel. «Es una figura de las más representativas del Celta, se sigue viendo a día de hoy, con su trabajo para el club y con la gente», explica Carmen Iglesias, de su peña viguesa. Ellos tienen contacto permanente con él, al que siempre han agradecido de manera especial su cercanía. Lo consideran, como les ocurre a tantos celtistas, uno más de la familia.

Desde la peña Teixugos, Juan Pérez Avendaño dice de él que es «un ídolo de infancia y ejemplo a seguir», mientras que Bele Dios, de Carcamáns, habla de Gudelj como «a referencia dos últimos anos» y considera «un orgullo» que el celtismo lo siga teniendo entre ellos. «Siempre será recordado como un gran goleador y una gran persona. Me acuerdo de aquel partido del 22 de junio de 1997 en el que marcó tres goles y Sánchez otro al Madrid y nos salvamos de bajar a Segunda», dice Susana Varela, de la Peña de Ponteareas, aludiendo al mismo partido que Gustavo.

José Costas, de Brenga Celeste, asegura que para él «Gudelj fue todo cuando el Celta tocaba fondo. Convirtió con sus 26 goles a un equipo que se mantuvo a duras penas en segunda la temporada anterior a su llegada en campeón de liga a la siguiente», agradece. Pero incide en que la cosa no quedó ahí. «Después, en Primera, siempre fue un referente,desde temporadas en las que el objetivo era mantenerse y sus goles en las últimas jornadas nos aseguraban la salvación». Por todo ello le define como «una leyenda viva del celtísmo y un ejemplo tanto dentro como fuera del campo».

Martín Fernández, de Esmorga Celeste, resume así la trayectoria de Gudelj: «Se deportivamente a súa chegada foi a primeira pedra para conseguir o que despois foi un Celta grande e europeo, humanamente aínda conseguiu chegar máis lonxe». Lamenta que saliera por la puerta pequeña -«todos nos cabreamos con Horacio por aquilo»- y destaca cómo «conquistou aos celtistas e pasou por problemas persoais mantendo sempre un sorriso con todo o mundo». Y también echa la vista atrás a su llegada. «Levabamos tempo con fichaxes a priori ilusionantes que non renderan, pero na primeira xornada xa empezou a disipar as dúbidas».

«Nunca dice no, es la bondad personificada, siempre dispuesto a ayudar y a satisfacer a cualquier petición de un aficionado. Es un vigués más y un celtista más», añade Reyes. Muchos de sus socios, en cantidad de partidos, se acuerdan de él pensando: «¡Ay si hoy jugara Vlado!». Admite añoranza de los «magníficos goles» que regaló al club, pero también agradecimiento tanto a eso como a su labor presente. «Es maravilloso el haberlo podido disfrutar en el campo y mucho mejor aún poder hacerlo ahora a diario de su persona».