El cineasta céltico con guantes

Míriam Vázquez Fraga VIGO / LA VOZ

ZONA CELESTE

RAMÓN ALLEGUE MARTÍNEZ

Padrón, portero entre 1954 y 1962, muestra «El fútbol por dentro» en un documental que grabó cuando jugaba

01 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta a sus 85 años el que fue portero céltico Ramón Allegue Martínez, Padrón, que a lo largo de su vida fue «más feliz en el cine que en el fútbol». Nació, disfrutó e incluso se arruinó en un cine, su vocación frustrada. Por eso durante sus años como futbolista en activo se acompañó casi siempre de una cámara -«me la trajo un amigo capitán de barco de Alemania, ni siquiera había súper 8»- e inmortalizó momentos únicos que ahora comparte mediante un documental que se estrena esta tarde (Hotel Pazo Los Escudos, 19.00 horas).

«No tuve el valor de dejar el fútbol por el cine como hizo Elías Querejeta», dice con nostalgia en referencia al que fue jugador de la Real Sociedad. A cambio, invirtió el primer dinero que ganó en el fútbol en una cámara con la que se propuso filmar El fútbol por dentro, que así ha bautizado al resultado. «Quise reflejar lo que vivía en el Celta: los entrenamientos, los desplazamientos, toda la historia», señala. Esa aspiración le llevó a hablar también en su momento con futbolistas de etapas anteriores a la suya (entrevistó a Pasarín, que fue su entrenador) que ofrecen su testimonio para dar cuenta de los 40 primeros años del club.

Hace tres o cuatro años, con la ayuda de un montador, dio forma al contenido que ahora muestra como un modo de homenajear a todos los que son parte de aquello. «Es un material único y genial que tuve guardado todos estos años y del que no dispone ningún equipo del mundo», reivindica. Consciente de que la calidad de las imágenes dista mucho de las que se pueden grabar con la tecnología de hoy, entiende que «el valor histórico del documental supera los defectos que se le puedan encontrar».

Sobre el momento de sacar a la luz este tesoro que tantos años había guardado oculto, Padrón tiene una intención muy clara: «Van muriendo jugadores y ya es como si nunca hubieran existido. Nadie se acuerda de ellos», lamenta. Así que se propuso investigar quiénes quedaban vivos y contactó con ellos para brindarles este homenaje. De su generación viven nueve y algunos de ellos podrán acompañarle en el acto de hoy para verlo. A todos se lo ha hecho llegar ya.

Pegando él mismo los carteles

Padrón lamenta la falta de ayudas que ha sufrido desde que decidió lanzarse a este ilusionante proyecto. Insiste en que lleva vividos «tres años más» de lo que le corresponde según las estadísticas, pero está dispuesto a exprimirlos al máximo. «Yo soy muy cabezota y no se me caen los anillos porque no los llevo. Así que no tuve ningún problema en ir yo mismo a pegar los carteles por la calle con mis pasos de pajarito», relata. Esos carteles, como las invitaciones de mañana y demás gastos salieron de la «pobre pensión» que cobra y de la que fue ahorrando hasta poder hacer frente al coste que suponía.

Pegando esos carteles por Vigo recibió el calor de celtistas que reconoce como descendientes de los de sus tiempos. Hubo hasta quien el ayudó con la tarea. Y destaca que entre la afición celeste siempre se ha sentido como uno más. «Siempre viví a su lado, nunca por encima. Aún recuerdo aquellos gritos de ‘Selta, selta’, con ese, que nos ponían la carne de gallina», recuerda. Y también alguna reprimenda. «‘Padrón, chalado, a onde vas, vaite para a casa’», recuerda que le gritaban desde la gradas de Balaídos.

Padrón se ha asegurado de que su legado celeste documental se sume al futbolístico que dejó entre 1954 y 1962. Ambos imborrables.

«En Vigo abrí los ojos a la vida y el Celta es mi segundo ser, no hay palabras»

Nacido en A Pobra do Caramiñal, a Padrón el celtismo se lo inculcó su familia. «Fui el último de seis hermanos y ellos me lo transmitieron. En el documental también hablo de estas cosas que pueden parecer tonterías, pero que para mí no lo son», indica el que ejerce también como narrador de El fútbol por dentro. Considera que en Vigo abrió «los ojos a la vida» y por eso considera al club como su «segundo ser». «El cariño que yo le tengo a este equipo es muy difícil de explicar con palabras», comenta.

Ahora les hace este regalo a quienes hicieron posible los primeros años de vida del equipo vigués y a todos los que comparten una pasión que a él le ha acompañado durante toda su vida. Lo resume así en el propio documental: «Balaídos sigue como entonces, donde siempre, con gradas abarrotadas de aficionados repletos de pasión y amor celtista que continúan premiando los aciertos y recriminando los fallos y erizándonos la piel. Todo sigue vivo porque lo que amamos de verdad nunca muere».

«No se respeta la historia del club, los jugadores van muriendo y no se les reconoce»

Padrón tiene la sensación, expresa, de que la mayoría de jugadores y presidentes del Celta actúan como si no hubiera una trayectoria anterior a su llegada. «No se respeta la historia del club», lamenta amargamente. Una historia que camina hacia los cien años y donde hay muchos nombres propios a los que siente que no se les ha hecho justicia. «Van muriendo y dicen que guardan un minuto de silencio. No sé si es cierto o no, pero no se les reconoce como merecen», dice sobre una laguna que él ha tratado de solventar con su trabajo.

«Creo que más que por malicia es por ignorancia o desconocimiento, pero es una vergüenza que nadie se acuerde», señala. Y apunta directamente al Celta, del que no obtuvo ayuda para este trabajo. «Le escribí una carta a Mouriño y me llamó Atilano para invitarme al palco, que es algo que a los celtistas de verdad no nos gusta», proclama. Ya en un acto en el que coincidió con el máximo accionista recuerda que cuando tomó la palabra aprovechó para dirigirse a él. «Le pedí que fuera más cariñoso con los exjugadores, sobre todo con aquellos que hemos hecho historia en el club», indica.

Cuando pidió que le colgaran el cartel del documental en la tienda de Balaídos se encontró con un no rotundo, la misma respuesta que obtuvo de Concello de Vigo y Xunta de Galicia. «Todos me dejaron en la estacada y, como soy testarudo, lo saqué adelante solo. Algunos al verme pegando carteles pensarían que mira a lo que he llegado, pero a mí no me importa lo que piensen», asegura.

Cuando tuvo «unos euros ahorrados» acudió al hotel donde finalmente se hará la proyección esta tarde. Se le escapaba por completo del presupuesto, pero encontró una mano amiga. «No me llegaba, pero coincidí con un nieto de Manuel Prieto, el que era presidente del Celta cuando yo firmé», recuerda. Tan pronto supo quién era aquel cineasta frustrado que traía entre manos un documental sobre el club celeste, logró que pudiera acceder una sala más acorde con su presupuesto.