Era tarde. La noche estaba agotando ya sus fuerzas y hacía un buen rato que el reloj había perdido todo interés para mí; no importaba cómo, no importaba dónde, no importaba con quién. Caminaba por la calle como si no fuese a ninguna parte. No recordaba en qué lugar de la ciudad, ni en qué momento, había dejado a las personas que me acompañaban, aunque pudiera ser que fuese al revés. Estaba cansado de las mismas palabras, los mismos sitios, la misma gente. En el fondo, buscaba algo, o buscaba a alguien, pero ignoraba qué o a quién. Una marejada de personas sin rostro se movía a mi alrededor gritando, riendo, saltando y hasta llorando, cuando, entre todo aquel gentío, de repente, como una aparición enmarcada en luz, la vi. No estaba muy lejos de donde yo me había detenido, pero entre ella y yo se abría un insondable abismo de gente. Su rizada y larga melena roja se movía a un lado y a otro como a cámara lenta, como una jugada repetida que hay que ver con detalle, y en su cara blanca, casi mortecina, cuajada de pícaras pecas, sobre el rojo vivo de sus labios, dos enormes ojos verdes me miraban. Se clavaban en los míos y llegaban hasta el fondo de mi ser para contarme, sin palabras, cómo eran sus sueños, sus deseos, cómo aguardaba y sabía que alguna vez se encontraría conmigo, cómo había esperado tanto tiempo y cómo se alegraba de que, por fin, hubiera llegado el momento. Aquellos enormes ojos verdes seguían hablando, mientras sus labios se movían al ritmo de otras palabras que dedicaba a la gente que estaba a su alrededor. Y entonces, como un río bravo que rompe la presa que lo retiene, las puertas de aquel local se abrieron y tras mil figuras sin rostro, sus enormes ojos verdes desaparecieron. Nunca los he vuelto a ver, nunca más mis ojos volvieron a reflejarse en los suyos. Solo sé que en aquellos instantes supe que era ella a quien había estado buscando. Supe que era en aquellos enormes ojos verdes, en los que siempre había deseado perderme. Quizás nunca existieron, quizás solo fue un sueño… Un sueño de ojos verdes.