La Europa de los Veinticinco mantiene su bloqueo al proyecto de Constitución

La Voz D.S.| CORRESPONSAL| BRUSELAS

INTERNACIONAL

Las posiciones cerradas mostradas por los jefes de Gobierno no permiten vislumbrar un consenso Italia presenta hoy su oferta para contentar a Madrid y a Varsovia

12 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Un confesionario, por el que fueron pasando los principales líderes políticos para expresar sus inquietudes. Esa fue la técnica de la que se valió Silvio Berlusconi, presidente de turno de la Unión Europea (UE), para intentar alcanzar un compromiso en torno a la Constitución y al poder que tendrá cada Estado miembro. Pero los líderes comunitarios mantenían anoche sus «líneas rojas» y posiciones muy cerradas, hasta el punto de que podrían condenar al fracaso la cumbre de Bruselas. La apertura del debate constitucional?estuvo rodeada de un talante constructivo, pero todavía se vieron posiciones muy alejadas en los puntos más conflictivos: número de comisarios, decisiones en política exterior y fiscalidad, y el reparto de poder en el Consejo. La fórmula que utilizará Berlusconi para arreglar este impasse era anoche desconocida, seguramente porque se resignaba a retocar su estrategia a golpe de reuniones bilaterales. Fuentes comunitarias manifestaron que en el debate se toca de todo, desde el Pacto de Estabilidad del euro hasta compensaciones a España, por ejemplo de la sede de la Agencia de Seguridad Alimentaria, que en su día se reclamó para Barcelona. «Resulta inaceptable» hablar de ofertas de este tipo, recalcaron fuentes diplomáticas hispanas. Blair, Aznar, Schröder, y Chirac fueron algunos de los que pasaron ayer a confesarse con Berlusconi, y por las declaraciones hechas por líderes como el francés a la salida, resulta palpable que el acuerdo definitivo no está próximo. Chirac dijo que su país «no aceptará un proyecto desnaturalizado respecto a la visión de los seis fundadores», a lo que la ministra de Exteriores española, Ana Palacio, respondió que «ni los países más poblados, ni los fundadores, ni los que entren nuevos pueden secuestrar el interés europeo», advirtió. Polonia, cuyo primer ministro, Leszek Miller, acudió al Consejo en silla de ruedas, volvió a mostrase determinada a defender sus intereses a toda costa y, los buenos entendedores, interpretan estas intenciones como un posible veto. En cualquier caso, los líderes europeos estarán hoy atentos a la varita de Berlusconi, a la propuesta que guarda «en el bolsillo hasta el último minuto», como él dijo, para ver si se obra el milagro y contenta a España y a Polonia.