Considera que cuenta con el respaldo de los miembros de la ONU Afirma que se investigará a fondo lo ocurrido en el programa «Petróleo por Alimentos»
21 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.« Annus horribilis ». Con estas palabras describió ayer el secretario general de la ONU, Kofi Annan, los últimos 12 meses para el organismo internacional. Aliviado porque el 2004 llegue a su fin, reiteró que seguirá en su puesto porque cuenta con el «apoyo y la confianza de todos los miembros», desvinculando a EE.UU. de las peticiones de dimisión. «Tengo mucho trabajo pendiente», afirmó en su última rueda de prensa del año. En la sede neoyorquina, Annan hizo balance del año que termina y subrayó los retos que quedan por delante, una importante agenda en la que destaca el proceso de reforma de la institución, que se mostró convencido de poder sacar adelante con la ayuda de los 191 países miembros. «Ha habido muchas críticas, graves críticas que nos estamos tomando muy en serio», señaló en alusión al escándalo de corrupción descubierto en el programa Petróleo por alimentos para Irak diseñado y supervisado por la ONU. Según reconoció, este caso ha arrojado un «nubarrón» sobre el organismo, que para analistas y diplomáticos atraviesa por la mayor crisis de credibilidad en sus 60 años de historia. «Debemos averiguar la verdad tan pronto como sea posible», afirmó Annan, quien nombró una comisión independiente de investigación que presentará sus resultados preeliminares en enero del 2005. Según una investigación paralela del Senado de EE.UU., el depuesto líder iraquí Sadam Huseín se embolsó 21.000 millones de dólares gracias a este programa, en funcionamiento entre 1996 y el 2003. Esto, gracias a los supuestos sobornos y comisiones pagadas a altos funcionarios de la ONU, de gobiernos y a empresas occidentales que se beneficiaron de dicho programa. Críticas de EE.UU. Tras estas revelaciones, las críticas contra Annan, que vio el nombre de su hijo Kojo involucrado en el escándalo, fueron creciendo hasta que un grupo de prominentes políticos republicanos pidió el mes pasado su dimisión. En un principio, el Gobierno de EE.UU. vaciló en respaldar al secretario general -muchos vieron la mano de Washington detrás de esta campaña de ataques-, aunque hace unos días escenificó su tímido apoyo en una reunión entre el saliente secretario de Estado, Colin Powell y Annan, que acabará su segundo mandato a finales del 2006. Asimismo, se mostró optimista sobre la situación en Afganistán, Irak, Oriente Medio, Congo y Sudán, donde vio «una año de oprtunidades para la paz».