Cadena perpetua por genocidio contra un represor argentino
INTERNACIONAL
Es la segunda sentencia tras la anulación de las leyes del perdón El ex dirigente policial Etchecolatz es culpable de asesinato, tortura y privación de libertad
20 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.El ex director de Investigaciones de la policía bonaerense Miguel Etchecolatz ha sido condenado a cadena perpetua por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1976-83), en un fallo histórico de la Justicia argentina en el que por primera vez se incorporó la figura de genocidio. Cuando el martes (madrugada de ayer en España) el magistrado del juicio oral y público celebrado en la ciudad de La Plata leyó la condena, Etchecolatz besó una cruz y los familiares de las víctimas y representantes de organismos humanitarios -entre ellos Madres y Abuelas de Plaza de Mayo con sus tradicionales pañuelos blancos en la cabeza- estallaron en aplausos y comenzaron a abrazarse entre sollozos. Se trata de un fallo histórico, ya que, por primera vez, en un juicio por violaciones a los derechos humanos se incorpora la figura de genocidio, lo que despertó muestras de aceptación y alegría de abogados querellantes y familiares. Además, es la segunda sentencia por crímenes de lesa humanidad tras la anulación de las leyes del perdón durante la presidencia de Carlos Menem que exculparon a cientos de militares. Tras la lectura de la sentencia, Etchecolatz tuvo que ser retirado por la policía porque algunos de los presentes intentaron abalanzarse sobre él entre insultos y le arrojaron pintura roja. Cargos Etchecolatz, de 77 años y quien se presentó en el tribunal con chaleco antibalas, fue encontrado culpable de homicidio, privación ilegal de libertad y torturas a detenidos políticos, en el marco de lo que el tribunal reconoció como «delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del genocidio que tuvo lugar en la República Argentina entre 1976 y 1983». Durante el proceso el ex policía se negó a declarar, pero tras la conclusión de los alegatos y antes de escuchar el veredicto, manifestó: «Me van a condenar y no tendrán vergüenza de condenar a un anciano enfermo sin dinero y sin poder». Etchecolatz se definió como un prisionero de guerra y detenido político, además de calificar el juicio como «un rompecabezas para niños bobos». «Hubo una guerra que ganamos con las armas, pero que políticamente vamos perdiendo», sostuvo, echando mano a uno de los argumentos centrales de su defensa, que insistieron en que los hechos de represión tuvieron lugar en el marco de una «guerra contra la subversión».