Cólera musulmana por las obras en la Explanada de las Mezquitas

La Voz AGENCIAS | JERUSALÉN / AMMÁN

INTERNACIONAL

El rey jordano dice que la actuación de Israel viola el tratado de paz Líderes palestinos llaman a la movilización y el rey alauí, a que se paren los trabajos

06 feb 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Israel comenzó ayer, bajo estrictas medidas de seguridad, las obras para renovar uno de los accesos a la Explanada de las Mezquitas, trabajos que los líderes islámicos palestinos consideran una amenaza a la mezquita de Al Aqsa y que para el rey Abadalá II de Jordania constituyen una «flagrante violación» del tratado de paz entre los dos países. Las protestas también llegaron desde Marruecos, cuyo rey Mohamed VI pidió que se detengan inmediatamente las obras. Asimismo, según la televisión pública israelí, distintas voces en el mundo árabe están solicitando a Jordania y a Egipto, tienen relaciones diplomáticas con Israel, que retiren a sus embajadores. Según el tratado de 1994, Ammán tiene la potestad de velar por el estado de los santuarios musulmanes y cristianos en Jerusalén Este. Y para Abdalá II, el plan israelí de demoler una colina cercana a la mezquita de Al Aqsa es inaceptable, pues «es parte integrante del santuario». Y acusa a Israel de pretender «extender el Muro de las Lamentaciones», el lugar más sagrado del judaísmo. Arqueólogos y obreros de la Dirección israelí de Antigüedades han comenzado los trabajos arropados por un despliegue policial en toda la ciudad amurallada, en previsión de desórdenes. Se ha restringido el acceso a la Explanada de las Mezquitas a los palestinos varones menores de 45 años y a los turistas. También el Monte del Templo estará cerrado. La medida de seguridad, según la policía, fue adoptada en coordinación con el Wakf Islámico, comité que administra los lugares santos musulmanes. Fue allí donde se originó la segunda Intifada -la de la mezquita de Al Aqsa- en el 2000, por la visita de Ariel Sharon. Plan coordinado El objetivo de las obras, según la Dirección de Antigüedades, es sustituir una pasarela de madera construida hace tres años, después de que un terremoto causara severos daños a la rampa anterior de piedra y cemento, para levantar otra, esta vez también fija. El ministro a cargo de los Asuntos de Jerusalén, Yaacov Edry, aseguró que el plan fue coordinado con Jordania, la ONU y la Unesco. Ayer, después de la virulenta reacción de algunos líderes palestinos, el jefe político de Hamás en el exilio, Jaled Mishal, advirtió desde Damasco que «Israel está jugando con fuego» y «conoce las consecuencias de tocar Al Aqsa». Al tiempo exhortó a los palestinos a proteger el santuario musulmán. Desde Gaza, el primer ministro, Ismail Haniya, llamó a «todos los hijos del pueblo palestino a unirse y a levantarse en masa para proteger la mezquita de Al Aqsa». Y aunque esos llamamientos no tuvieron un gran seguimiento, la Yihad Islámica respondió disparando cohetes Al Kasam. Y once palestinos fueron arrestados por protestar cuando les impidieron acceder al Monte del Templo. Adnán al Huseini, director del Wakf Islámico, explicó que las obras «ponen en peligro los cimientos de la explanada», y que detrás del proyecto están colonos que tratan de «judaizar» la ciudad vieja. «Es un proyecto muy grave y un paso para destruir Al Aqsa», afirmó. La nueva rampa también desató la ira de arqueólogos.