El gobierno continúa con su política censora a los medios extranjeros, que no pueden entrar ni en Lhasa ni en las áreas conflictivas de Gansú.
21 mar 2008 . Actualizado a las 13:12 h.China reconoció por primera vez que la policía disparó contra las manifestaciones tibetanas, mientras miles de tropas se desplegaron en las últimas horas por las provincias conflictivas para disuadir de nuevas protestas.
Los disparos policiales, que causaron heridas a cuatro personas, ocurrieron en el condado de Aba de la provincia de Sichuan, limítrofe con el Tíbet y a donde se extendieron las manifestaciones desde Lhasa, al igual que a Gansú y Qinghai, también con una importante comunidad tibetana.
Según la agencia oficial Xinhua, los agentes abrieron fuego «en defensa propia» el día 14, el mismo en que ocurrieron los disturbios de la capital tibetana, y llegaron después de que los manifestantes ignoraran disparos de aviso tras quemar una estación policial, embestir a los agentes con cuchillos y tratar de desarmarlos.
Entre tanto, grupos de activistas tibetanos informaron del despliegue de fuerzas paramilitares y de la policía china en las zonas más conflictivas.
En Gansú, más de 200 camiones con unos 25 efectivos cada uno llegaron al condado de Gannan, donde las autoridades cerraron las tres calles principales, según un comunicado del el grupo con base en Londres «Free Tibet Campaign».
El refuerzo de tropas, también en Lhasa según los activistas y pese a la apariencia de normalidad que ofrecen las imágenes de la prensa oficial, llegó también a Sichuan y Qinghai.
El Dalai Lama amenazó con dejar su cargo si continúa la violencia y dijo ayer desde su exilio en la India que estaba dispuesto a mantener conversaciones con las autoridades chinas para poner fin a la ola de violencia.
Pekín no ha respondido por el momento aunque el primer ministro chino, Wen Jiabao, manifestó esta semana que el diálogo sólo es posible cuando el Dalai Lama, a quien Pekín acusa de haber pergeñado todas las revueltas pese a que él lo niega, reconozca que el Tíbet pertenece a China.
Mientras, la censura se sigue aplicando con mano dura a los medios extranjeros, que no pueden entrar ni en Lhasa ni en las áreas conflictivas de Gansú, Sichuan y Qinghai, la prensa oficial china publica multitud de noticias sobre los actos vandálicos y sus víctimas.