Karadzic trabajó años en Belgrado como médico sin levantar sospechas

Juan Oliver

INTERNACIONAL

El impulsor de matanzas como las de Srebrenica y Sarajevo no se resistió a la detención y reconoció ser quien es

23 jul 2008 . Actualizado a las 02:06 h.

Lo buscaban las policías de medio mundo y había una recompensa de cinco millones de euros para quien informara sobre su paradero. Pero Radovan Karadzic, ex líder de los serbios de Bosnia y acusado por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) de once cargos por genocidio y crímenes contra la humanidad, llevaba varios años viviendo en las afueras de Belgrado y practicando la medicina alternativa, gracias a su condición de médico psiquiatra, en una clínica privada del centro de la capital. Ni sus pacientes ni nadie del personal del centro sospecharon nunca que Dragan Dabic, el venerable doctor de larga barba y melena blanca que se movía a sus anchas por la ciudad, y que incluso firmaba con seudónimo artículos de prensa, era en realidad uno de los mayores criminales de la historia de Europa.

A Karadzic, impulsor de las peores limpiezas étnicas de las guerras de los Balcanes, no se le había vuelto ver desde que el TPIY reclamó su detención en 1996, pero ahora espera en una cárcel de la capital serbia su traslado a La Haya, donde será juzgado por diseñar decenas de horribles matanzas y éxodos forzados de musulmanes bosnios. Como en Srebrenica, donde murieron 8.000 personas, o en Sarajevo, cuyo sangriento sitio costó la vida a más de 10.000 civiles, entre ellos cerca de 2.000 niños. Sus planes, amparados por Slobodan Milosevic, el ex presidente serbio que murió en una celda del TPIY hace dos años, los ejecutaba Ratko Mladic, el jefe militar de los serbios de Bosnia, que sigue huido.

Identidad

Las autoridades serbias explicaron ayer que Karadzic fue detenido el lunes por la noche en el municipio de Vracar, al norte de Belgrado, como culminación de una operación policial que había comenzado meses atrás. Las autoridades sospecharon de la verdadera identidad de Dragan Dabic, al parecer, gracias a un chivatazo de alguien del entorno que lo protegía, y que le habría facilitado la cobertura y los documentos necesarios para iniciar su nueva vida.

Aseguran que Radovan Karadzic no se resistió en ningún momento a la detención y que reconoció ser quien es, pero que decidió guardar silencio y que ni siquiera abrió la boca cuando se le informó de las acusaciones que pesan contra él.

Contra la versión oficial, su abogado, Svetozar Vujacic, denunció que la captura fue practicada en realidad el viernes por la noche, mientras el falso homeópata viajaba en un autobús desde Nuevo Belgrado, el barrio donde residía, hasta Batajnica, al noroeste de la capital.

«Los policías entraron en el autobús y le pusieron una caperuza en la cabeza. No se resistió, pero desconoce adónde fue trasladado», narró Svetozar Vujacic, quien exigió que se investigue por qué su cliente no fue entregado el viernes al juez. Este se ha apresurado a asegurar que esclarecerá los términos de la detención.