Teherán anuncia que no se siente obligado por los compromisos que se puedan alcanzar en la «humillante» reunión
13 abr 2010 . Actualizado a las 09:18 h.Rodeada de fuertes medidas de seguridad y con decenas de helicópteros custodiando el cielo, ayer comenzó en Washington la primera cumbre nuclear aspiciada por el presidente de EE.UU., Barack Obama, y que concluirá hoy tras 48 horas de reuniones.
La cita, a la que asisten 47 líderes mundiales, tiene como principal objetivo lograr que en los próximos cuatro años todas las naciones nucleares aseguren sus arsenales para que ese material no caiga en manos de terroristas. «La mayor amenaza para el mundo a corto, medio y largo plazo es que cualquier organización terrorista se haga con una bomba atómica», aseguró Obama.
Pero aunque fue definida como la reunión más importante en EE.UU. desde la creación de las Naciones Unidas, la cumbre no será ni mucho menos lo que el mandatario estadounidense había previsto.
Hace un año, Obama viajó hasta Praga para prometer un mundo sin armas nucleares. Más de doce meses después, estas aspiraciones han sido rebajadas considerablemente por la Casa Blanca por diversas razones. Por una parte, parece poco realista que países como la India o Pakistán, enfrentados desde hace décadas por razones territoriales, acepten ahora rebajar sus arsenales, especialmente después de que Islamabad anunciara la creación de una segunda generación de reactores nucleares.
Por otro lado, tampoco EE.UU., el único Estado que ha empleado la bomba atómica, parece dispuesto a renunciar a estas armas, en cuya renovación se gastará este año más de 5.000 millones de dólares, según la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Aún así, la reunión en Washington podría servir para alcanzar un mayor compromiso de China para influir sobre Irán y Corea del Norte, países cuyas aspiraciones nucleares preocupan a la comunidad internacional.
Ayer Obama trataba de arrancar esta promesa al presidente Hu Jintao, con quien mantuvo un encuentro antes de la cumbre para normalizar las relaciones entre los dos países, enfrentados por la reunión de Obama con el líder independentista tibetano Dalái Lama y la venta de armas de EE.UU. a Taiwán.
China es además miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y su voto es decisivo para imponer más sanciones a Teherán.
Por su parte, el Gobierno iraní anunció que no se siente obligado a respetar los compromisos que se obtengan de esa «humillante» cumbre, ya que sus decisiones no son vinculantes.
Una postura bien distinta es la anunciada ayer por el presidente ucraniano, Víktor Yanúkovich, al asegurar que su país renunciará en el plazo de dos años a todo el material nuclear altamente enriquecido que posee.
Hoy, también Rusia y EE.UU firmarán un acuerdo para reducir sus arsenales de plutonio altamente refinado.
Otro de los países ausentes en la cumbre es Israel, que nunca ha reconocido su poder nuclear. Ayer, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, le recordó que «todos los Estados miembros de la ONU» tienen la «obligación» de «participar» en el tratado de no proliferación nuclear. Además de Israel no lo han firmado Corea del Norte, India y Pakistán.