Cameron promete que, si gana, el Reino Unido no se unirá al euro

Imanol Allende

INTERNACIONAL

Brown llega al debate con el objetivo de hacer olvidar la mala imagen que dejó su insulto a una votante

30 abr 2010 . Actualizado a las 10:04 h.

El líder del Partido Conservador, David Cameron, garantizó «que nunca me uniré al euro». De esta manera arrancó el tercer debate televisado que estuvo dominado por los aspectos económicos. Sin embargo, nada más tomar la palabra el primer ministro y líder laborista, Gordon Brown, pidió disculpas por el caso Duffy cuando dijo: «Hay mucho en esta profesión que no se hace bien, como yo ayer [por el miércoles]».

El de ayer fue el tercero y último debate televisado de esta polémica, surrealista y reñida campaña electoral. Los tres líderes de las principales formaciones políticas británicas llegaron a los estudios de televisión improvisados en la Universidad de Birmingham tocados por distintos sucesos en los últimos días.

Brown aún sufría por los comentarios despectivos a la votante Gillian Duffy que un micrófono abierto transmitió al mundo entero el día anterior, y que le puede haber costado muchos miles de votos a los laboristas; el liberaldemócrata Nick Clegg, porque el temario económico en esta campaña electoral no es su fuerte y sabía que podía ser el menos favorecido en el debate, y Cameron, porque las proyecciones de voto siguen hablando de una tímida ventaja conservadora que no sería suficiente para ofrecerles una mayoría en el Parlamento de Westminster.

Brown sabía que de su actuación ante las cámaras de la cadena pública BBC dependería no solo el resultado de su partido, sino su propio futuro político. «Ayer [por el miércoles] fue ayer, y hoy [por ayer] quiero hablar sobre el futuro de nuestra economía», indicó Brown a su llegada a Birmingham. El premier contaba con un arma importante y que mostró durante el debate: su experiencia en economía, ya que durante diez años fue ministro de Economía con Tony Blair. Durante la campaña, Brown se ha presentado como el político que ha contenido la crisis financiera internacional y ha iniciado la recuperación económica.

Experiencia frente a promesas

Por lo tanto, el debate se presentaba como experiencia frente a promesas, ya que promesas fueron lo que tanto Clegg como Cameron vendieron durante la jornada electoral de ayer. El líder liberaldemócrata repitió el mensaje que viene siendo habitual esta campaña: la necesidad de hacer las cosas de una manera distinta, «para crear una economía en la que haya trabajo, fiscalidad más justa y prosperidad».

Cameron reconoció que llegaba al debate con nervios. «Estamos en un momento crucial de la campaña electoral y quiero llevar el mensaje de cómo podemos construir una economía mejor y más fuerte», dijo. El líder conservador indicó que su plan económico contaba con el apoyo de al menos un millar de grandes empresarios del país. Además, los t ories recibieron el apoyo del prestigioso semanario The Economist , que criticó al Gobierno de Brown por haber «derrochado el dinero público».

Pero ayer los tres políticos intentaban evitar la pregunta que todo el mundo se hacía: «¿Cómo pretenden reducir la deuda pública?», porque a tenor de los programas electorales la reducción no alcanzaría ni un tercio del montante total, unos 190.000 millones de euros (casi el 12% del PIB), según el Instituto Independiente de Estudios Fiscales.