Gordon Brown y Nick Clegg discutieron y amenazaron durante una acalorada charla telefónica que mantuvieron la noche del viernes, según informó la BBC. El motivo de la trifulca se produjo cuando Clegg sugirió al premier la posibilidad de que dimitiera. Brown reacción gritándole. El tono fue tan agresivo que en un momento pareció llegar a amenazar al liberal. Los dos partidos niegan la bronca.
Pero los gritos de Brown no sorprenderían a nadie. Son bien conocidas las historias del 10 de Downing Street que hablan de un Brown bravucón, casi abusón, de mal carácter, capaz de arrojar tazas de té a sus colaboradores cuando lo domina un ataque de ira.
La información dada por la BBC contrasta con la calificación que le dieron fuentes laboristas: «Conversación constructiva». Y aún más con la del Partido Liberal Demócrata: una charla «alegre y amigable».
Ayer Cameron, Brown y Clegg coincidieron en los actos del Día de la Victoria, que conmemora el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los tres líderes depositaron a la vez tres coronas de flores en el cenotafio. Por lo general, el primero en depositar las flores es el primer ministro, seguido por los líderes de la oposición. Curiosamente, Cameron se colocó entre Brown y Clegg.
Piden la dimisión
Un diputado laborista fue el primero en pedir la dimisión de Brown para facilitar una eventual alianza con los liberaldemócratas. El diputado, John Mann, dijo en un comunicado que su partido solo podría tener alguna influencia en las negociaciones en curso para la formación de Gobierno si el premier renuncia al liderazgo laborista.