Sarkozy respalda a su ministro de Trabajo, pero lo aparta de las cuentas de su partido

Esperanza Suárez PARÍS/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Atribuye el escándalo de la heredera de L'Oréal a quienes se oponen a la reforma de las pensiones

13 jul 2010 . Actualizado a las 02:56 h.

Nicolas Sarkozy da por cerrado el escándalo Bettencourt. En una entrevista de una hora en la televisión pública, el presidente francés dijo sentirse herido por las calumnias y confirmó que Eric Woerth seguirá siendo ministro para sacar adelante la reforma de las pensiones.

Sarkozy apareció ante las cámaras con el pelo repentinamente encanecido para responder por primera vez a las acusaciones. Sin nombrar a nadie pero apuntando a la izquierda, atribuyó el origen del caso a quienes no quieren que la reforma de las pensiones salga adelante. «Y de repente me describen como alguien que durante 20 años va al domicilio de los Bettencourt a recoger sobres con dinero? Es una vergüenza».

Sarkozy defendió la honradez de su ministro de Trabajo, que «ha sufrido la calumnia con una dignidad que honra a la clase política» y considera que el informe de la Inspección General de Finanzas lo deja «libre de toda sospecha». No obstante, le pedirá que deje su puesto de tesorero del partido e impulsará la creación de una comisión parlamentaria que estudie la posibilidad de modificar la ley para delimitar posibles conflictos de intereses. Claire Thibout, ex contable de Liliane Bettencourt, acusó a Woerth de haber recibido 150.000 euros de su patrona para financiar la campaña presidencial de Sarkozy.

Woerth se confesó ayer «aliviado» por las conclusiones del informe de la Inspección General de Finanzas que establece que mientras fue ministro de Presupuesto «no intervino ante los servicios bajo su autoridad para pedir, impedir u orientar una decisión o un control» sobre Liliane Bettencourt.

Funcionarios de la Brigada financiera registraron ayer el domicilio de la millonaria y el del fotógrafo Jean-Marie Banier, a quien la única hija de Bettencourt acusa de abusar de su madre. El viernes registraron durante horas el domicilio y el despacho de Patrice de Maistre, el administrador de la heredera de L'Oréal, sospechoso de fraude fiscal y evasión de capital.

El informe que ha servido a Sarkozy para intentar dar carpetazo a las ramificaciones políticas de los líos domésticos de la mujer más rica de Francia, deja muchas dudas en el aire. No aclara si pudo haber conflicto de intereses mientras la esposa de Woerth trabajaba para Patrice de Maistre, el administrador de la millonaria, y él era el responsable de las finanzas del Estado. Tampoco entra en el posible fraude fiscal de la millonaria y mucho menos en las acusaciones de financiación ilegal.

Para los socialistas, los resultados de esta primera investigación carecen de valor. Su portavoz, Benoît Hamon, insistió ayer en que «no es la inspección fiscal, sino la Justicia la que tiene que esclarecer el caso». Varias asociaciones de magistrados se han sumado a la oposición para pedir que se nombre cuanto antes un juez instructor. Las tres investigaciones preliminares abiertas por la fiscalía de Nanterre dependen del mismo fiscal, Philippe Courroye, amigo personal de Sarkozy que aparece como susceptible de haber recibido instrucciones del Elíseo en las grabaciones realizadas en secreto por el mayordomo de Liliane Bettencourt.

El abogado de la ex contable Claire Thibout ha pedido una investigación judicial sobre las filtraciones a la prensa de las declaraciones de su representada ante los funcionarios de la brigada financiera. El diario Liberation aseguraba ayer que el origen había que buscarlo en el secretario general del palacio presidencial, Claude Guéant.