El FMI estudia otorgar créditos a los países árabes a cambio de reformas
27 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Franceses y británicos siguen defendiendo al unísono la continuidad de la intervención militar en Libia con el apoyo del resto de los miembros del G-8, excepto Rusia. En la cumbre que se celebra desde ayer en Deauville (Francia) y que concluirá este mediodía, el presidente Dmitri Medvédev se mantuvo firme también respecto a Siria.
«No es un dosier fácil», reconoció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, tras referirse a Medvédev como un amigo. El anfitrión de esta reunión de los jefes de Estado de los países más ricos del mundo reconoció que «sobre Libia, cada uno tiene su historia», pero agradeció la abstención de Moscú que permitió sacar adelante en la ONU el mandato de intervención. Ahora, el G-8 le pide que medie en el conflicto.
«Medvédev ha comprendido que la culpa es de Gadafi, lo ha dicho con claridad», aseguró. Para Sarkozy, lo primero es que el líder libio «anuncie que deja el poder y después cualquier discusión es posible, incluso la dirección, el billete de avión e incluso la clase que ocupará» en su viaje de salida de Trípoli.
El Gobierno español, igual que otros de la UE, recibió ayer un mensaje del primer ministro libio, Baghadadi Al-Mahmudi, en el que propone un alto el fuego inmediato, una amnistía para las partes y la elaboración de una nueva Constitución.
Presión a Moscú por Siria
El segundo punto de fricción es Siria. Moscú se opone a que la ONU condene al régimen de Damasco, pero está dispuesto a aceptar que la declaración final de la cumbre inste a Bashar Al Asad a «cesar el uso de la fuerza y la intimidación» y abra «un diálogo y reformas fundamentales» para responder a las demandas de su pueblo. El objetivo es conseguir de nuevo la abstención rusa para endurecer las sanciones internacionales.
Los líderes del G-8 quieren establecer «una colaboración duradera» con Túnez y Egipto. La primavera árabe centró las conversaciones durante la cena oficial de anoche y centrará la primera reunión de esta mañana. Los primeros ministros de ambos países, invitados especiales de la cumbre, llegaron con las cuentas hechas: Túnez necesita 25.000 millones de dólares en los próximos 5 años, y Egipto, 12.000 hasta mediados del 2012.
El Fondo Monetario Internacional anunció ayer al G-8 que estudia otorgar préstamos de hasta 35.000 millones a los países árabes a cambio de reformas, si los Gobiernos los piden.
Sarkozy aplaude el plan de paz para Oriente Medio presentado por Barack Obama hasta el punto de enviar en los próximos días a la región a su ministro de Exteriores, Alain Juppé, con un mensaje a favor de una paz que lograrán israelíes y palestinos, pero que «afecta a las democracias del mundo porque esta situación de guerra sirve de base a varios tipos de terrorismo».
La solidaridad es total con Japón y también el convencimiento de que después de Fukushima habrá que optar por nuevas normas de seguridad, «las más altas nunca conocidas». Según Sarkozy, los ocho grandes coinciden en que «no hay alternativa a la energía nuclear, aunque habrá que potenciar las renovables».
Los líderes de EE.UU., Rusia, Canadá, Japón, Italia, Gran Bretaña, Alemania y Francia se han comprometido a repetir cada año la cumbre sobre Internet. Según Sarkozy, «los actores de la Red son conscientes de que tienen deberes de cara a la seguridad» y «cualquier regla debe ser compatible con la innovación».